El próximo miércoles
18, tendrá lugar la Marcha del Silencio en homenaje al Fiscal Federal Alberto
Natalio Nisman, al cumplirse un mes de haberse producido su muerte de manera
violenta.
Es una manifestación convocada por un grupo importante de fiscales, por lo cual
algunos la llaman “La Marcha de los Fiscales”.
Pero, en rigor, no lo es. Se trata de una marcha ciudadana y cada uno puede
asignarle el propósito que quiera.
Para los fiscales, será un homenaje al colega muerto en el cumplimiento del
deber, supliendo así la indiferencia de un gobierno que no sólo no declaró ni
un día de duelo nacional en su memoria, sino que tampoco emitió un solo mensaje
de condolencias ni pesar por su fallecimiento.
Es un objetivo legítimo y legal. No es una acción partidaria. Por eso, son
absurdas las advertencias del diputado kirchnerista Jorge Landau a los fiscales
y jueces que asistan.
Es curioso que el tributo a un muerto, ese pésame público a su familia, sea
interpretado como político, por parte del mismo gobierno que organizó a ciertos
magistrados en una suerte de partido político judicial, “Justicia Legítima”.
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