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El saqueo de la Anses por el propio Estado
Por Armando Maronese - 29 de Enero, 2015, 14:24, Categoría: Corrupción - Violencia
Corrupción
total, delincuencia en el Congreso Nacional, mala administración, demagogia,
subsidios insostenibles e incumplimiento de fallos plantean un futuro muy
oscuro para los actuales y los futuros jubilados. La
sangría de los fondos destinados a los jubilados no cesa, con el agravante de
que ese dinero no va a parar a los bolsillos de quienes deberían ser sus únicos
destinatarios, ni a inversiones para poder abonarles a los actuales aportantes
y a los futuros beneficiarios del sistema. Como ocurre desde hace años, ese
dinero lo pide prestado el Gobierno, mientras sigue demorando el pago de las
sentencias ganadas por los jubilados para que les actualicen sus paupérrimos
haberes. Al
mismo tiempo, el Gobierno se dio el lujo de lanzar una nueva moratoria, que
estará abierta hasta septiembre del año próximo, que permite jubilarse a
hombres y mujeres que no reúnen los 30 años de aportes mínimos. Una vez
aprobada la jubilación por moratoria, los beneficiados tendrán que pagar la
primera cuota, mientras que las restantes las deducirá la Administración
Nacional de Seguridad Social (Anses) de los haberes previsionales. En total son
60 cuotas que se ajustan cada seis meses mediante el índice de movilidad. Esta
medida intenta otorgar cobertura a trabajadores que, por haberse desempeñado en
negro, carecen de aportes. La finalidad es loable, y al terminar 2014 ya
cobraban 140.000 personas y se habían presentado 650.000 solicitudes, pero la
enorme duda que plantea esta política previsional es cuánto tiempo resistirá un
sistema que ve saqueados sus fondos por quienes, en vez de administrarlos como
corresponde, los destinan al proselitismo, cuando lo que en verdad deberían
hacer es pagar en tiempo y forma montos acordes con los aportes realizados sin
colocar a los jubilados en la angustiante situación de iniciar largos, costosos
y engorrosos juicios para ajustar sus haberes. Por
medio de la Anses, el Gobierno ha contraído y sigue incrementando una
monstruosa deuda interna que deberán afrontar las próximas administraciones y
sufrir las futuras generaciones. En los primeros siete meses de 2014, la Anses
tuvo que prestarle al Tesoro Nacional (llámese bolsillo de la presidente y
secuaces), 23.503 millones de pesos provenientes de las arcas del Fondo de
Garantía de Sustentabilidad (FGS). El instrumento empleado fueron ocho Letras
del Tesoro suscriptas por el organismo previsional. No es difícil imaginar su
incobrabilidad frente a la creciente y proyectada insolvencia fiscal del
gobierno nacional. La
otra cara de este largo, cruel y hasta ahora impune saqueo, son los dramas que
padecen los jubilados y que constituyen un espejo de lo que les aguarda frente
a ese drenaje del FGS. Cuando
estaba por cumplir 101 años, Federico Roller publicó una carta en el diario La
Nación, en la que narró que hacía dos años había obtenido una sentencia que
ordenaba ajustarle la jubilación. En esas líneas, le recordó a Diego Bossio,
director ejecutivo de la Anses: "Fuimos los mayores quienes aportamos al
país con nuestro trabajo durante muchos años. Por derecho, nos corresponde
disfrutar en vida del dinero que se nos debe". Antes, planteó dos
preguntas desgarradoras: "¿Qué debo esperar? ¿O es que espera que yo pase
a mejor vida?". El
saqueo del dinero de la clase pasiva lleva ya mucho tiempo y se acrecienta
cuanto más aumentan las urgencias financieras del Gobierno. Éste se apropia de
fondos que no le pertenecen, empleándolos como un botín de guerra para
financiar planes sociales, créditos baratos para empresas, emprendimientos de
Energía Argentina SA (Enarsa), un programa de entrega de netbooks y la compra
de bonos para cubrir el déficit del Tesoro. A lo largo de estos años se ha
desvirtuado la función de la Anses al politizarla y malversar el dinero de los
aportantes y las inversiones, que deberían estar exclusivamente destinadas al
servicio previsional. En
2012 un informe de la Auditoría General de la Nación (AGN), señaló que se
observaba una "ausencia integral de gestión financiera" en el manejo
del FGS, que comprende los fondos acumulados de las desaparecidas AFJP, títulos
públicos, depósitos bancarios y acciones. Ese mismo año, el Gobierno anunció
que emplearía dinero de la Anses para financiar un plan de créditos accesibles
para construir viviendas, al tiempo que confirmaba que seguiría desobedeciendo
a la Corte Suprema de Justicia, tribunal que le había reclamado no apelar las
sentencias y pagarlas sin demora. Ésa
fue la política con la que el Gobierno llevó a cabo el saqueo: la permanente
postergación de los ajustes de los haberes pese a los fallos que ordenan su
actualización, los que a su vez contaban con la confirmación de la Cámara, y
pese a que la propia Anses se había comprometido ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA, a no apelar los juicios
ganados por los jubilados por reajuste de haberes. No lo hizo. Debido
a la mala administración, a los subsidios insostenibles, al derroche de fondos
en el mantenimiento de empresas crónicamente deficitarias, como Aerolíneas
Argentinas, y a la imposibilidad de acceder al crédito externo, el Gobierno
endeuda progresivamente al Estado consigo mismo, pues los principales tenedores
de la deuda pública son el Banco Central, el Banco Nación y el FGS de la Anses. Ninguna
culpa tienen los jubilados actuales y los futuros de los desmanejos oficiales,
pero por lo visto, su desamparo y su indefensión los han convertido en presa
fácil de un gobierno que, en este como en otros campos, no puede esconder su
prepotencia y su sadismo. Así, no debe extrañar que presos que cumplen condenas
por graves delitos lleguen a cobrar más que los ex trabajadores que perciben
una jubilación mínima. Por Armando Maronese
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