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Cristina Kirchner y un mensaje que refuerza las peores tendencias del poder
Por Ignacio Fidanza - 28 de Enero, 2015, 0:45, Categoría: Opinión
La
Presidente expuso su obsesión: Todo lo que ocurre es producto de una gran
conspiración orquestada por Clarín. El
mensaje tuvo un único mérito: Expuso a plena luz cual es el estado actual de
los pensamientos de la Presidente. No sirvió para llevar tranquilidad a una
sociedad agobiada por la sombra siniestra del crimen político, y tampoco
ofreció una hoja de ruta consistente para salir de la crisis actual. En
el tramo medular de su mensaje por cadena nacional, la Presidente reveló la
profundidad de sus obsesiones: Un hilo conductor –el hilo de Ariadna- une la
sucesión de revelaciones sobre los aspectos más inexplicables de su fulgurante
crecimiento patrimonial y el de sus empresarios más cercanos, como Lázaro Báez,
con la muerte del fiscal Alberto Nisman. Y este hilo mitológico que todo lo
vincula conduce a Clarín. Así,
todos los males, las tragedias, los errores y hasta las torpezas, se explican
desde una instancia secreta, un orden superior donde confluyen todas las
conspiraciones. La política como paranoia que evita la autocrítica porque todo
es culpa del otro malvado, que conspira contra los intereses del pueblo, y por
supuesto, la Patria que la encarna quien tiene el poder. Diego
Angel Lagomarsino no es entonces un colaborador del fallecido Alberto Nisman,
comprometido por haberle entregado el arma que supuestamente terminó con su
vida; sino por algo mucho más grave, su hermano trabaja en el área de sistemas
de un estudio de abogados que tiene entre sus clientes al grupo Clarín. Y otro
dato incriminante: En la red social, Twitter se expresa en contra del Gobierno
y la Presidente. Más claro imposible. Paroxismo
del cristinismo condensado en una línea: Los críticos del Gobierno son
culpables. De lo que sea, cuando sea. El contenido autoritario del razonamiento
alarma por lo que proyecta. En
su largo mensaje, Cristina Kirchner dedicó además varios tramos para colocarse
en uno de los lugares que más le gusta: El de víctima. “Aquí me ven, en silla
de ruedas”, aclaró al comienzo, por si acaso a algún distraído no le había
quedado clara la puesta en escena, ella en la silla de ruedas, toda de blanco,
en el centro de la pantalla, sin el habitual escritorio que utiliza en sus
discursos grabados. La
construcción del mensaje siguió por ese eje, ella es la verdadera víctima,
entre otras cosas, de una conspiración orquestada por fiscales, jueces,
periodistas y espías, activados por su intento de alcanzar la verdad sobre el
atentado a la AMIA, a través del memorándum con Irán. Un rol que volvió a
ensayar cuando recordó no la muerte de Mariano Ferreyra, sino como ésta afectó
a su esposo. Notable transposición. Néstor Kirchner fue la verdadera víctima de
aquel crimen, ella lo es de la muerte del fiscal. Ubicada
en este lugar, acaso no percibió que en sus largas parrafadas eludió la más
elemental regla no ya de la política, sino de una mínima urbanidad: Expresar su
pésame a la familia de la persona que falleció. Fue tan notable la incapacidad
de empatía con las reales víctimas de esta tragedia, que incluso se alargó en
un muy desgraciado relato de cómo se enteró de la muerte del fiscal, con
detalles de mal gusto y hasta algún intento de humor desubicado. La
parte “programática” del mensaje fue más de lo mismo. Ante cada problema de la
realidad, Cristina Kirchner tiene un proyecto de ley. En este caso la
“disolución” de la SIDE y su reemplazo por la Agencia Federal de Inteligencia,
que seguramente absorberá el personal y las funciones de la actual Secretaría.
La única novedad de este previsible gatopardismo, es que el director de esa
agencia necesitará del acuerdo del Senado. Pero se cuidó muy bien de no
precisar si será por simple mayoría -que la tiene asegurada-, o por dos tercios
como los jueces de la Corte Suprema. El
segundo capítulo de esta “reforma”, es el traslado de la oficina encargada de
las escuchas -conocida como Ojota-, de la SIDE a la Procuración. Una trampa
caza bobos. El problema nunca fueron las escuchas legales -como las que ordenó
Nisman-, que están bajo escrutinio y regulación de los jueces; sino las miles
de escuchas ilegales con fines políticos y hasta personales que ordenan los
presidentes y que con el kirchnerismo alcanzaron niveles récord. Apenas
un ejemplo de la hipocresía de la propuesta: ¿Regulará también la procuradora
Alejandra Gils Carbó las escuchas que eventualmente realice la potenciada
estructura de Inteligencia del Ejército que responde al general César Milani?
La pregunta, obvio, es retórica. En
definitiva, el mensaje de la Presidente no hizo sino más que confirmar que fue
ella la verdadera autora del lamentable “documento” que el PJ aprobó en su
última reunión, y que sumergió a esa fuerza política en una crisis profunda, al
punto que es muy probable que de aquí al final de su mandato no vuelva a
reunirse. “No
se toca ni una coma”, dijo Carlos Zannini cuando irrumpió en esa reunión con el
texto que finalmente se aprobó. Será materia de estudio para sociólogos y
expertos en temor reverencial y comportamiento de manada, explicar por qué
líderes experimentados, gente grande, con votos propios y aspiraciones, eligen
reducir a cero su dignidad política, condensada en el infantil recurso de poner
mala cara y tratar de salir lo más atrás posible en la foto oficial. Selfies
de un proceso político que esa noche confirmó que todavía no aprendió el arte
de despedirse bien. Por Ignacio Fidanza
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