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¿Es Nisman una cortina de humo?
Por José Luís Milia - 23 de Enero, 2015, 13:33, Categoría: Corrupción - Violencia
Nadie piense que lo que ayer se consideraba suicidio y hoy es un
asesinato, es producto del intrincado proceso mental de la presidente. Nadie
crea que siendo ella la primera actriz de las cadenas nacionales en las que
habla de cualquier pavada, el hecho que sólo haya utilizado Facebook para
opinar sobre la muerte del fiscal Nisman es una reculada a la pubertad. Juzgar así sus actitudes es no tener idea de como el instinto- no
sólo político sino de supervivencia- mueve el pensamiento de esta mujer. Que
nos guste creer que padece de graves deficiencias psicológicas y que éstas son
quienes rigen su comportamiento, es permitir que el “vamos por todo” se termine
de concretar en lo que resta del año. Pensar que la muerte del fiscal Nisman,
más allá de ser un torpedo que le han encajado a su gobierno bajo la línea de
flotación, la puede conmover en lo personal o que tire abajo su gobierno roza
el disparate. Digamos las cosas como son. Luego de doce años, si pensamos que a
ella algo- excepto el poder y la impunidad, la conmueven-, estamos para que nos
internen en el loquero Open Door. Por eso, dar vueltas sobre el hecho que
prefirió Facebook para opinar sobre la muerte del fiscal Nisman, en lugar de
repetirse como “prima donna” de una cadena nacional creyendo que es una
regresión a la adolescencia, es una estupidez. La elección de Facebook como medio de información oficial -luto y
regocijo, porque al fin y al cabo alguien mató a un enemigo-, es una medida
real del valor que ella le da a los argentinos como pueblo. Hace tiempo que
sabe muy bien que una “caceroleada” -aunque se repita en cada una de las
ciudades y pueblos del país-, no significará merma alguna en el poder que
detenta, y que más allá de cantar el Himno y mostrar algunas banderas y
pancartas, ese pueblo no hará nada.
Porque la realidad es que nosotros medimos la muerte del Fiscal
Nisman, pero también la vida de la República y sus Instituciones, con una vara
distinta a la que ella usa. Nisman, más allá de cuan profundas hayan sido sus
denuncias, que aún no conocemos, se había convertido en quien podía esclarecer
¡Por fin! la matanza de ochenta y cinco argentinos. Para Cristina Fernández era
solo una piedra en el camino al “vamos por todo”. Seamos realistas y no juguemos de ñandúes con la cabeza bajo la
arena, porque y entiéndase bien esto, porque en este muestrario infame de poder
y latrocinio, más allá de ser para nosotros una esperanza y para ella y sus
secuaces un inconveniente, el fiscal Nisman ni siquiera es importante. La
importancia de este juego reside en la retención del poder y no estoy hablando
de gobernar por interpósito “felpudo”, sino retener en propias manos un poder
sin el cual el futuro de ella y su banda se convierten en una sucesión de
calamidades. No hay mucho que pensar para imaginar como harían para retener el
poder; y ni siquiera a nuestras espaldas, sino bien a la vista. Porque ¿Cómo
interpretan, quienes lean esto, el desordenado y fantástico aumento del
presupuesto de inteligencia militar a un año y tres meses de la entrega del
gobierno? ¿Cuál es la necesidad de imponer por la fuerza del número una reforma
estalinista a una ley de abastecimiento que, de por sí, era más que dura? ¿Cuál
es la necesidad de actuar como si el mundo conocido estuviera en una
conspiración para destruirnos? ¿Cuál fue la necesidad de darle doscientas
hectáreas a China para construir una base aeroespacial, base que fácilmente
puede transformarse en misilística, o coquetear sin pudor con Putin? ¿Por que
los contratos con Chevron y otros están llenos de cláusulas secretas? ¿Creen
los argentinos que por la frontera del NOA solo entra cocaína y no armas? ¿Cuál
es en realidad el poder de agitación que tienen agrupaciones como “Tupac Amaru”
de Milagro Salas o los piqueteros del “académico” D'Elía? Estas son las preguntas que a los argentinos nos aterran. Preferimos
cualquier cosa a saber la verdad. Que cada uno piense las respuestas que
quiera, pero seamos conscientes que la estupidez y docilidad que hemos
demostrado en estos años ante infinidad de atropellos, intimidaciones, aprietes
y mentiras, les ha permitido al gobierno pensar que con nosotros pueden hacer
lo que quieran. Incluso, por que no, matar un fiscal que molestaba y usar su
muerte como cortina de humo. José Luís Milia |