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Monopolio propio, lo que Ella no quiere
Por Alfredo Leuco - 2 de Noviembre, 2014, 22:06, Categoría: Opinión
"Sólo
el Ser es, y el no ser no es ni puede ser pensado". José Pablo Feinmann La Presidente y los voceros
del relato terminan creyendo su propia ficción. Leyes y paranoia conspirativa
oficial. Pese
a que alguna vez fue peronista, José Pablo Feinmann todavía sostiene los
prejuicios jurásicos, más gorilas que King Kong, de creer que el pueblo es una legión de tontos a los que Marcelo
Tinelli les lava el cerebro. Esa teoría
paternalista, ya viejísima en los '70, dejó de funcionar cuando se descubrió
que era una manera de subestimar y discriminar a los más pobres que, en general,
votan por su experiencia social cotidiana y la de su familia y no por lo que le
dicen los medios de comunicación. Un
millón y medio de proletarios industriales calificados que habían votado a
Cristina K en 2011, le retiraron su confianza en 2013 porque consideraron que
la Presidente les robaba su dinero con la excusa del impuesto a las ganancias.
El 80% de esos trabajadores tenían historia peronista y se preguntaron con
sentido común: “¿De qué ganancia me hablan si yo no tengo casa propia, toda mi
vida fui inquilino?”. Fue una reflexión
racional que decidió no votar al oficialismo como castigo. ¿Eso
fue culpa de Tinelli o de un gobierno que en su bulimia de dinero se lo quita a
los asalariados? Otro millón y medio abandonaron las listas del Frente para la
Victoria porque están hartos de la inseguridad
que el Gobierno ignora. Y otra franja de votantes de la misma magnitud, no
apoyó a Cristina K porque a esta altura les produce repugnancia la matriz corrupta de un Estado que tiene en Lázaro Báez y
Amado Boudou, los socios comerciales y políticos del matrimonio presidencial. ¿Eso
fue culpa de Tinelli? ¿La delincuencia juvenil, también?, como afirmó el
virtual vocero de Irán, Luis D’Elía. ¿Y
Cristina K no es responsable de esquilmar a los laburantes con el impuesto al
salario, del aumento del delito y de los narcos o del enriquecimiento ilícito
de varios muchachos K? ¿Once años de gobierno con los mejores precios de la
historia para los productos argentinos, no alcanzaron para construir una
sociedad más justa, igualitaria y honesta? Según
Feinmann, que pasó de filósofo de cabecera de la minoría cristinista a
inspector de ideologías de millones de argentinos que miran a Tinelli hace
años, Marcelo los idiotiza con culos y
basura. Los convierte en sujetos colonizados que no pueden pensar por sí
mismos. Si esto fuera cierto ¿Cómo fue que Cristina K sacó 12 millones de votos
en 2011? ¿O en esa época los tontitos argentinos no miraban Tinelli? ¿O el
oportunismo de Feinmann lo llevó a criticar a Tinelli ahora, y no cuando
cerró la campaña en 2007 con Néstor y
Cristina K, ni
cuando el hombre más popular de la Argentina se fundió en un abrazo con Ella
para llorar la muerte de Él? Las cámaras mostraban una y otra vez esa imagen
del pésame ¿Era la anticultura y el anti pensamiento abrazado a la Presidente a
la que Feinmann eleva a la categoría de estadista? Hay una degradación del pensamiento producto del
fanatismo que ciega. Un nuevo papelón de Víctor Hugo Morales lo certifica. Estuvo elogiando por minutos con sus
adjetivos napoleónicos a Daniel Scioli, por no haber ido al debate de TN
con los candidatos. Cuando le avisaron que sí había ido, reculó en chancletas,
hizo un silencio rojo de vergüenza y pidió disculpas. Es que, pobre, entre el
viaje a París y a Nueva York y óperas del Colón, no tiene tiempo ni para leer
los diarios. Apenas le alcanza para leer las gacetillas que le manda el
Gobierno. Algo se está quebrando en un oficialismo que, desesperado por mantener la iniciativa, pega
volantazos sin importarle el costo ni dejar colgado del pincel a sus aliados.
Horacio Verbitsky, Alejandro Slokar, Martín Arias Duval, entre otros kirchneristas
de la agrupación “Zaffaroni por la Liberación de... Delincuentes”, expresaron
sus críticas primero a Berni y después los más valientes, hasta se atrevieron a
mencionar a Cristina K. Porque fue ella la que habló de la puerta giratoria de
la Justicia y sólo le faltó citar a Bernardo Neustadt y Juan Carlos Blumberg, o
la expulsión de los extranjeros que delincan en clara violación de la igualdad
constitucional ante la ley. Es
que ahora aparecen algunos sapos difíciles de digerir. Patria o Buitres se escucha cada vez menos. Patria o Clarín se escucha cada vez más, pero el discurso presuntamente anti monopólico se cayó a pedazos con la
entrega a las empresas telefónicas. Para decirlo en palabras de Elisa
Carrió: con tal de quebrar a Clarín, la Presidente no tuvo empacho en generar
un oligopolio propio medio opa y ahora, en borrar con el codo lo que escribió
en la Ley de Medios sobre cerrarle la puerta al monopolio de las Telco. En
esa batalla que no se priva de hacer aprobar a libro cerrado y a tambor
batiente, todo tipo de leyes para
castigar al periodismo, hay ciertos delitos que deben ponerse bajo una
lupa. El cada vez menos robo y más intimidación que sufrió Marcelo Longobardi, por
ejemplo. O el ataque pirata informático más grande que se haya hecho en el país,
y que fue a radio Mitre donde todos están dispuestos a resistir la intervención
que anuncia Martín Sabbatella. Expertos
consultados reconocieron que la emisora que lidera ampliamente la audiencia, fue sometida a un embate sin antecedentes.
El responsable tiene que tener mucho poder pues utilizó servidores de 1.500 IP
de Rusia, China, Corea, Hungría, Brasil, entre otros. Es lo que se conoce
técnicamente como DDoS, atentado por denegación de servicios. El ancho de banda
utilizado fue de la misma magnitud que tiene toda la ciudad de Córdoba. Eso
confirma que no se trató de dos hackers al servicio del grupo de tareas K de la
blogósfera. Fue mucho más grave. En
plena parábola descendente del Gobierno, se consolida el teorema que terminará
triturando la buena imagen de Cristina K: mientras más se cae la economía, más poder y más lugares ocupa su culpable, Axel Kicillof.
Eso empuja al ridículo a Jorge
Capitanich que tiene que
explicar cuestiones cada vez más inexplicables: que la caída de
la matrícula en las escuelas públicas en un dato del
crecimiento económico de los padres, o que la Corte Suprema cometió una afrenta
a las instituciones republicanas y deberían presentarse a elecciones y que los
medios que informan sobre la “sedición” policial cometen “apología del delito”. ¿Se
imaginan si Tinelli comenta en su programa esas noticias? A Cristina K,
Feinmann y D’Elía les cerraría su paranoia conspirativa ¿Serían capaces de
pasar ShowMatch por cadena nacional con
tal de que nadie muestre lo que pasa en la realidad? No se oponen a los monopolios, quieren ser sus propietarios. No se oponen
a la idiotización de la gente, lo quieren hacer ellos con sus propias
idioteces, que encima no tienen rating. Por Alfredo Leuco
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