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Cristina K y el Papa

Por Alfredo Leuco - 22 de Septiembre, 2014, 21:46, Categoría: Opinión

El show de Cristina K en el Vaticano tuvo de todo. Chorizos de Mercedes que llevó Wado de Pedro, la camiseta de La Cámpora que le entregó el Cuervo Larroqué al Papa que además llamó por teléfono a su abuela para saludarla por el cumpleaños, escarapelas de vidrio de Berazategui como regalo del Juan Patricio Mussi, el candidato a gobernador preferido de la presidente, productos regionales del Chaco y Alicia Barrios, la amiga del sumo pontífice, le entregó la desgrabación del discurso de Máximo K en Argentinos Juniors.

No se privaron de nada los muchachos. Al Papa se lo veía feliz y divertido, como en su casa. La cronista de Página 12 contó que Cristina K dijo en broma, esto ya parece una feria, una kermese y que “alguien” gritó “parece una Unidad Básica”. Y en parte es cierto. Nadie se atrevió a cantar la marchita peronista pero tal vez, hubiera colado.

¿Cual es la lectura política que se puede hacer de este romance político entre Cristina K y el Papa? Nadie tan importante la apoyó tanto sin pertenecer al kirchnerismo. Desde aquella quema de las iglesias por parte de fanáticos peronistas, este es el momento de mejor relación entre el Vaticano y el peronismo en toda la historia. ¿Como se explica esto? ¿Cual es el objetivo del Papa en recibir con gloria y honor por tercera vez a la presidente?

Aquí las aguas se dividen, según la mirada ideológica del consultado. Los hombres de la iglesia argentina que son muy críticos de la presidente lo explican de la siguiente manera: él es un jesuita y por lo tanto toma distancia de aquellos que son poderosos y se acerca a abrazar y acompañar a los que son débiles. Eso es lo que hace con Cristina K y por eso dice que hay que ayudarla. Sabe que se cierra su ciclo político en el 2015 y quiere evitar todo tipo de turbulencia social. Quiere que Cristina deje el poder sin ningún sobresalto para la democracia. Además, el Papa, sabe que un descontrol político en su país repercutiría negativamente en su tarea como jefe planetario de Iglesia.

Los hombres de la iglesia argentina que militan con Cristina K explican todo lo contrario. El Papa y la Presidente comparten la mirada del peronismo respecto de los fondos buitres. Ambos condenan fuertemente a esas minorías que conspiran contra el bienestar de las mayorías. Francisco en su encíclica “La alegría del Evangelio”, plantea claramente su postura contra la “idolatría del dinero”. Claro que en este caso hay una flagrante contradicción entre la austeridad franciscana despojada de todo del Papa, y la construcción de la fortuna de Cristina K cuyos cimientos fueron las actividades usurarias de su estudio de abogado allá en Río Gallegos y un crecimiento patrimonial sospechoso y muy difícil de explicar.

Este sector que podríamos denominar cristianos y cristinistas, exhibe la fortaleza de la relación de quienes almorzaron a solas por más de dos horas en el incremento de la ayuda a los curas villeros, en la mejora de la relación con Cáritas, en la designación del cura Juan Carlos Molina en el Sedronar y en el plano intelectual, en el permanente intercambio con el arzobispo Víctor Manuel Fernández.

El titular de la UCA redactó el documento de Aparecida con el Papa, escribió alguna columna en Página 12 y hasta fue capaz de bajarle el precio al extraordinario trabajo del Observatorio Social de la UCA, que pese al prestigio logrado fue minimizado por Fernández al decir que el último informe sobre pobreza “es parcial, relativo y discutible”.

Cristina K se dio el lujo de retar y desautorizar públicamente a monseñor Guillermo Karcher, que había dicho que Francisco estaba preocupado por la gobernabilidad. El Papa solo habla por sí mismo, dijo Cristina K y siguió hablando en nombre del Papa.

Es curiosa la parábola que describe la relación del Papa Francisco con esta década. Cuando era el cardenal Bergoglio fue humillado por los Kirchner. Néstor K llegó a cometer la herejía de hablar del diablo con sotana y del jefe de la oposición. En ese momento las que mejor diálogo tenían con Bergoglio eran Gabriela Michetti y Elisa Carrió. Hoy Guillermo Moreno, el Cuervo Larroqué y Aníbal Fernández bromean con el Papa y se pasean como panchos por sus casas en el Vaticano. Por el contrario, Michetti y Carrió no han exhibido ni una foto con su viejo amigo de los tiempos de cólera.

Estamos hablando de un tema delicado que bifurca los jardines en la iglesia y en la sociedad argentina. Objetivamente y más allá de las especulaciones, los hechos evidencian que el Papa no solamente ayudó a Cristina K. Para algunos fue tanta la ayuda, que se transformó en una plataforma de relanzamiento de su gobierno y de La Cámpora en el intento de aferrarse al poder en la Argentina por mucho tiempo.

La polémica está abierta. La vida te da sorpresas. Los kirchneristas sienten que el Papa le abrió la puerta del paraíso a Cristina K. Los opositores pusieron el grito en el cielo: sienten que fueron tan prudentes que se quedaron dormidos. Ya se sabe: al que madruga, Dios lo ayuda.

Por Alfredo Leuco

 

 

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