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Un país saqueado por el peronismo
Por Armando Maronese - 20 de Agosto, 2014, 3:43, Categoría: Corrupción - Violencia
Los números indican que el
peronismo ha gobernado la Argentina, la mayor parte de los años en que se
produjo la caída más abrupta en todo. Si la solución a los acuciantes problemas
a los que se enfrentará en 2015 no llega, la Argentina vuelve a caer en las
mismas manos. Entonces, de un país saqueado se puede llegar a uno aún peor. Juan
Domingo Perón, a quien los argentinos que tienen 59 años de
edad (66, con uso de razón) no conocieron como fue en realidad, comenzó a
gobernar el país el 4 de julio de 1946. Antes aún. Desde ese día hasta
diciembre de 2015, el llamado peronismo
(con Perón, Héctor José Cámpora, Raúl
Alberto Lastiri, María Estela Martínez de Perón, Italo Argentino Luder
(como presidente provisional), Adolfo
Rodríguez Saá, Ramón Puerta, Eduardo Caamaño, Eduardo Duhalde, Carlos Saúl
Menem, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner; habrá gobernado 36 años y 5 meses. La Unión Cívica Radical, a
través de Arturo Illia, Eduardo Frondizi
–quien tuvo que pactar en secreto con Perón para poder llegar a la Casa
Rosada- , Raúl Alfonsín y la
llamada Alianza, estuvieron a
cargo del Estado central 15 años y 4
meses. Mientras
que, desde 1946, los gobiernos militares totalizaron 17 años y 3 meses. En síntesis: - En los últimos 69 años, Argentina fue gobernada por el peronismo el 53%
de ese tiempo. Le siguen los gobiernos militares, con el 25.07%. Cierra el radicalismo y la Alianza con el 21.9%. Vale decir que el peronismo más de la mitad del tiempo
gobernó la Argentina en los últimos 69 años.
Y, desde el regreso a la
democracia, con la elección del radical Raúl Alfonsín, los gobiernos con rótulo
peronista a fines de 2015, habrán ocupado la Casa Rosada 22 años, sobre 32 años, vale decir el 68.8%. Hay un trillado dicho que
señala que sólo el peronismo puede gobernar un país difícil como la Argentina.
Pues bien, todos los números indican que es el peronismo el que ha llevado (por tiempo en el poder), a la otrora
pujante nación a esta decadencia sin igual que padece. El populismo que caracteriza
al movimiento creado por Juan Domingo Perón, del cual se cuelgan las más
diferentes vertientes para seguir prolongando su existencia “ganadora” en las urnas, ha socavado la independencia de
poderes, la justicia, ha hecho una exaltación sin igual de la impunidad, del
robo constante de los dineros públicos en beneficio de los gobernantes en forma
directa o a través de sus testaferros y de una legión de amigos, los cuales
siempre han cultivado el robo para la corona o para sus propios bolsillos. Argentina es un extenso país
con poca población, carece de infraestructura vial y le eliminaron la red
ferroviaria; con lo cual las vidas se pierden cotidianamente en las pésimas
rutas del país que, además, están aranceladas generando las prohibidas aduanas
interiores. La
pobreza alcanza al menos a 12 millones de los 40 millones de argentinos. Esa pobreza no sólo está
expresada en cuestiones de ingresos, sino de alarmante falta de educación,
siendo sus escasos recursos los subsidios estatales sin contraprestación,
conformando de esta forma la base electoral de un peronismo que los “exprime”
en su favor a la hora de votar bajo la amenaza de perder las dádivas. El autoritarismo reinante es
tal, que hasta la Conferencia Episcopal se asustó y no produjo informe por
escrito que marque el acuciante problema de la pérdida de empleo, la
espiralizada inflación y el avance dramático del narcotráfico. La corrupción produce, para
quienes la entienden y no la justifican, una verdadera repulsión ante una mafia
gobernante que no tiene reparo alguno en robar y seguir robando, mientras apaña
a los ladrones como una demostración evidente de que nadie se salva de estar
complicado, en mayor o menor medida, en el saqueo de los dineros del Estado. Los feudos provinciales son
una muestra cabal de la ignorancia y sometimiento de la mayor parte de las
poblaciones argentinas a la familia reinante en cada lugar, para poder
conservar básicamente el empleo público que predomina en el país. La prostitución, los
casinos, bingos y salas de máquinas tragamonedas no faltan en ningún
lado; por el contrario, se han convertido en casi lo más desarrollado en los
años de las administraciones peronistas, junto con la incesante inseguridad. La Argentina se sinceró
mucho en estos últimos años. Es a todas luces un país mafioso en todos sus
estratos sociales y en buena parte de sus actividades. Desde el poder central baja
la corrupción, los modos mafiosos, la falta de respeto a las leyes, el robo, la
falta de castigo al delito, la actitud barra brava, y tantas otras
deformaciones de la conducta humana que asusta y genera repulsión. Los problemas se acumulan y angustian a una
sociedad quebrada. Perón,
muerto hace 40 años, sirve para todo; incluso para creer que un supuesto
peronista que participó o participa de este último gobierno kirchnerista, puede
salvar a la República de caer en el abismo, estando al borde del mismo. Evidentemente el país para
salir de este descalabro Terminal, necesita generar un cambio en su gente. Ese
cambio o se da en las urnas o aún se conocerán estadíos más profundos para
seguir cayendo en todo, todos. Lástima que el pueblo argentino sea demasiado
oveja y acate todo sin chistar. Por Armando Maronese
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