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La única bala de plata
Por Raúl Emilio Acosta - 9 de Enero, 2014, 18:42, Categoría: Opinión
Frase clave del autor:
"No hay certificado de defunción del kirchnerismo, del peronismo clásico
ni de los grupos delirantes enancados en la aventura de una década de discursos
insólitos y trapisondas, negociados, corrupciones y fraudes comprobables que
tornaron estructural el tema. Sólo jueces comprometidos
pueden negar una realidad visible. En la Argentina, no hay nadie que pierda por nocaut. Ni
los socios de la Banelco.
Hay una estructura infectada y un diagnóstico interesadamente
distraído. Duele. Superar el laberinto
que montó la genética del peronismo, exige un requisito indispensable: guerra
frontal a la corrupción. Sola, sin garantía en el mostrador, una oferta
anticorrupción que atraiga a quienes votan libremente." ¿Se puede salir del sistema
que heredaron, desde el 1º de julio de 1974, los mentirosos de turno? Pues sí,
pero hay que plantear un relato diferente. El kirchnerismo está herido
de muerte, una forma desaforada de improvisar, con los dineros del país, una
revolución fallida en los '70. Nadie puede sostener semejante relato sin la
complicidad de los medios y de los propios receptores. Todo, a esta fecha, se
resquebraja. Todos somos, en cuota partes, responsables. No está en buena forma el peronismo,
base originante del grupo que usó 11 años de buenas entradas de la balanza
comercial y empeñó el futuro en dádivas, sin construir estructuras sociales
sustentables. El libre empresismo espera
el desastre, espera turno. La derecha es un fenómeno mundial con delegados
locales. Petróleo, gas, agua, granos; el kirchnerismo es socio de los
expoliadores. Hay documentación pública. Para qué negarlo... El
total del peronismo está hoy a la deriva. Un coronel de una comuna intenta
suplantar a generales de provincias y al “generalato”
del poder nacional. Sergio Massa,
una continuación de lo mismo, junta eso: “masa
crítica”. Sin dineros empresariales y
apoyos comarcales lo suyo será sólo mediático. Allí, el peronismo abrió una
brecha al porvenir. Quiere seguir. El peronismo, conviene repetirlo, aún
derivando suma más del 55% de los votos válidos del país. No hay certificado de
defunción del kirchnerismo, del peronismo clásico ni de los grupos delirantes
enancados en la aventura de una década de discursos insólitos y trapisondas,
negociados, corrupciones y fraudes comprobables, que tornaron estructural el
tema. Sólo jueces comprometidos pueden negar una realidad visible. En la Argentina, no hay nadie
que pierda por nocaut. Ni los socios de la Banelco. Hay una
estructura infectada y un diagnóstico interesadamente distraído. Duele. Superar
el laberinto que montó la genética del peronismo, exige un requisito
indispensable: guerra frontal a la corrupción. Sola, sin garantía en el
mostrador, una oferta anticorrupción que atraiga a quienes votan libremente. (Hummm). La libertad y/o tiranía del
voto. La barrera infranqueable donde se estrellan los curanderos. Votantes de
toda laya. Medianamente libres o imantados por los medios y escapados de la
tiranía de los punteros. (Hummm). ¿Existe la libertad del voto cautivo?
Votantes hay muchos. Dirigentes liberados de las bandas regionales de los
narcos, instalados en el país a comienzos del siglo XXI y sin respuesta,
defensa o siquiera enojo de los gobernantes, hay pocos. La corrupción estructural
apareció en superficie; es parte de cada jornada. Se la banca o no se la banca.
Se cree en ella como la compañera inseparable de la realidad o se la combate.
La corrupción estructural jugará sus cartas. Que se entienda. Ya se sabía que
no había cárcel por cuestiones que el mundo occidental condena expresamente.
Ahora, se agrega que no hay condena social ni reprimenda, ni culpa interna a
resolver en el diván. Robar en un saqueo es normal. ¿Se entendió la degradación
estructural? El neo radicalismo, el
socialismo, fuerzas dispersas que se fueron del radicalismo y del peronismo
conforman un costado posible. La posibilidad es asumir que la lucha no será
contra un partido, una figura, un personaje; la lucha verdadera es contra el
mensaje que ha bajado de modo continuo desde los saqueos contra el gobierno de
Raúl Ricardo Alfonsín. Nada
será posible, para un crecimiento verdadero del proyecto, el proyecto es el
Estado de Bienestar, nada será posible si no se asume que la lucha única es
contra el mensaje existente: robar se puede y te dejan y es un tonto quien no
roba. No hay diálogo sin piquete y no hay triunfo sin prepotencia. Para
muchos, la Argentina
va hacia un territorio sin clase media ni libertades individuales, sin movilidad
social, sin destino mejor que una factoría con cárcel a los libertos y premios
a lo Tío Tom. Un líder a la usanza peronista repetirá el destino de todos los
émulos de Perón. Un orador de barricadas sin heroicidad, dispuesto a la mentira
mediática y el enriquecimiento ilícito. El sendero diferente es de
quien asuma que las cosas están mal. El pecado original es la corrupción.
Construir sobre el barro elemental pone eso, pies de barro. ¿Se
puede salir del sistema que heredaron, desde el 1º de julio de 1974, los
mentirosos de turno? Pues sí, pero hay que plantear un relato diferente. No
hace falta el total del pueblo aprobando, hace falta el total del pueblo
aceptando decisiones. Sencillas decisiones, la primera decisión: el
que roba deberá ir preso. El que robó también. No hay amnistía para el
funcionario ladrón. Transar con la corrupción es el peor mensaje. Sin resolver el tema
corrupción no hay salida. Con el tema corrupción sobre la mesa, la posibilidad
es llegar con una oferta anticorrupción al 2015. No son muchos los candidatos
que mencionan el tema. Juramento anticorrupción ni uno solo... todavía. Hay una
sola oportunidad y un solo amanecer para el duelista. Un solo futuro posible.
Una pesadilla recurrente también; que ganen los malos. Una vieja pistola de lance
resuelve el honor con un duelo y una sola bala define la situación. No hay dos
oportunidades. Será en el 2015, con una sola bala de plata. Y que el pueblo
quiera que ganen los buenos. Por Raúl Emilio Acosta
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