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Diciembre negro con final incierto
Por Humberto Bonanata - 18 de Diciembre, 2013, 0:37, Categoría: Opinión
Si no hay comida cuando se tiene hambre, si no
hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los
derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía aunque
los ciudadanos voten y tengan Parlamento. Nelson Mandela (In Memoriam) A
solo dos días de cumplirse formalmente la celebración de los primeros treinta
años de reinstauración democrática, mientras los reclamos provinciales
comienzan a hacer estallar el modelo, la viuda alegre K promete vestirse de
blanco para ocupar un palco que no le es propio –más aún le resulta impropio-,
para celebrar aquel 10 de diciembre de 1983 tan lejano en nuestra historia como
la Batalla de
Caseros, cuando Urquiza doblegó al primer tirano de nuestra historia y
posibilitó la Carta Magna
Alberdiana de 1853. Desde
el golpe cívico-empresarial contra Fernando de la Rúa, hace ya tristes doce
años, cuando la bonaerense duhaldista daba rienda suelta a los estragos contra
la propiedad privada y los supermercados eran arrasados en compañía del ex
Intendente de Moreno, Mariano West, -entre otros- a bordo de una camioneta
descubierta camino a Plaza de Mayo, el diciembre que vivimos se conmueve
diariamente por el “efecto contagio cordobés”, que sólo hace traslucir los
desequilibrios sociales que provoca a los asalariados ese tumor maligno que
padecemos socialmente y que los economistas suelen llamar inflación. Los
reclamos salariales de los policías provinciales, estallan en la cara del
régimen que sólo pensaba en dañar a José Manuel de la Sota en la provincia que
mayor historia marcó en nuestra pálida adolescencia republicana. Cuando
“Córdoba va” se produce la Reforma Universitaria
de 1918, la Revolución
“Libertadora” de 1955, el “Cordobazo” de 1969 –principio del fin de Onganía- y
el “navarrazo” de 1975. Cuando “Córdoba va” la
Argentina la sigue… Santa
Fe, Catamarca, Neuquén, Río Negro, Chubut, La Rioja y San Juan respondieron como “efecto dominó” al conato policial cordobés. Los
gobernadores sólo lograron paliar el caos con aumentos del orden del 100% en
los haberes de efectivos de seguridad, que por cierto, en su gran mayoría son
padres de familia que viven haciendo adicionales de servicio sin transar con
los narcos. ¿Qué
sucederá en la “República de Binner” respecto al reclamo salarial-policial?
Sabemos que la policía santafesina nunca se caracterizó por ser un ejemplo de
película estadounidense. Más aún, su trayectoria no la ubica en el marco de la
honestidad, tanto con salarios buenos o malos. Scioli
sale a vacunarse del “efecto
contagio” y anticipa aumentos salariales y ascensos
a sus efectivos que deben garantizar la paz interior del Preámbulo
Constitucional en la provincia, que debe proteger la mayor cantidad de
habitantes y transeúntes de todo el país. Bonfatti
recibe 1.700 gendarmes y De la
Sota, después de la “noche negra” lo hizo con 1.200
efectivos. ¿Cuántos
gendarmes cuidan nuestras fronteras? Sinceramente no lo sabemos pero podemos
afirmar que si el contagio se propaga no alcanzará su cantidad para cubrir
nuestros 24 estados provinciales. La
decadencia sigue rodando en nuestros espíritus. El
Señor Fiscal José María Campagnoli pretende ser ajusticiado por la Procuradora General,
Alejandra Gils Carbó, quien no se cansa de ser denunciada por políticos
opositores ante la misma justicia, por el concurso real de delitos que comete
por pertenecer a la conjunción amanuense de la decadencia kirchnerista. Campagnoli,
padre viudo con cinco hijos, será juzgado por “exceso en sus funciones”, en la
causa seguida contra el lavador de dinero kirchnerista Lázaro Báez. Se lo trata
de condenar por su honestidad; así estamos soportando la disgregación social
que trajo a nuestro país el ahijado de Eduardo Duhalde desde el 25 de mayo de
2003, y su viuda en ejercicio de un poder omnímodo que como todo, tendrá un
final incierto. Nadie
puede garantizar que “el
encantador de serpientes”, Capitanich, sobrellevará marzo como
Chirolita lo hacía con Chassman, al abrir su boca y tratar de estupidizar con
palabras ajenas. Este
ex radical, ex menemista, ex duhaldista, ahora hiper kirchnerista, peronista al
fin, no imaginamos cómo podrá seguir justificando la sangría de divisas del
Banco Central, que desde su asunción como “premier” hasta el viernes pasado,
superó holgadamente los u$s 2.000 millones. Cristina
Fernández de Kirchner. delegó el poder expuesto hasta marzo. Tratará que el
fracaso de Capitanich-Kicillof-Echegaray no se lleve puesto a su modelo frente
a una inflación de expectativa como marco previo al estallido. Así, cualquiera
es presidente. Si
un ciudadano compra un dólar a $ 9,70 es porque piensa que mañana costará $
9,72, y de esa forma reserva el valor de sus tenencias monetarias. El hombre
piensa que mañana el peso valdrá menos que hoy y esa creencia es imparable.
Allí comienza el desmadre inflacionario con consecuencias históricas ya
conocidas. Mientras
tanto, César Milani se puso el pañuelo blanco para que la corrupta Hebe de
Bonafini defienda su ascenso a Teniente. General. y Sergio Berni promete
encargarse de la represión del "nuevo ejército bolivariano". ¿Celebraremos
los 30 años de neo-democracia con "ella", la viuda alegre, vestida de
blanco y Boudou tocando la guitarra en el palco? ¿Qué
sucedería si los cuatro millones de jubilados con haberes mínimos de $ 2.400
interrumpieran las rutas argentinas en reclamo de un haber mínimo de seis mil
pesos, similar al de los ex presos políticos?... Hoy
ya es 17 de diciembre… Ni
Raúl Alfonsín, ni Álvaro Alsogaray, ni Ítalo Luder, ni Oscar Alende, ni Rogelio
Frigerio (abuelo), estarán presentes por razones obvias. Lo verán desde el más
allá y juntos se preguntarán qué mal habrán hecho, para que hoy los argentinos
debamos padecer este latrocinio degradante…y lamentablemente gobernante. Por Humberto Bonanata
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