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El negocio del Vaticano

Por Armando Maronese - 15 de Diciembre, 2013, 19:33, Categoría: Corrupción - Violencia

No hay duda alguna que el Papado y el Vaticano, es para algunos un excelente negocio. Entonces, llegó a la silla de Pedro un argentino y quiso poner muchas cosas en orden, pero...

¿Quiénes son los disidentes de Bergoglio, el papa Francisco? El papa argentino, “ese latino irresponsable que llegó a desordenarlo todo”. En Alemania surge con fuerza, una fuerza opositora desde adentro.

Alemania vuelve a ser sede de la vieja disputa entre la iglesia católica reformista y la conservadora, con el surgimiento de fuertes críticas a las propuestas impulsadas por el argentino Jorge Bergoglio, el Papa Francisco.

 

El acceso a la comunión de los divorciados vueltos a casar fue la chispa que encendió la mecha del debate, que la prensa alemana analizó con crudeza, según refleja el portal especializado Religión Digital.

 

"El mundo lo ama, pero..." titula el prestigioso Die Zeit, que pone nombres y apellidos tanto a los antagonistas como a los paladines del papa Bergoglio en la Iglesia del gigante centroeuropeo. A un lado del campo de batalla, el secretario personal de Joseph Ratzinger, Georg Gaënswein, y el prefecto de Doctrina de la Fe, Gerhard Müller, ambos criados en el espíritu de Tubinga (y del papa emérito); al otro, los reformadores cardenales Reinhard Marx (uno de los miembros del "G-8" cardenalicio), y Walter Kasper.

 

Según la prensa europea, los "enemigos" del Papa Francisco son pocos, pero influyentes. Se ven en la Curia, entre los antiguos colaboradores de Ratzinger y entre los que temen que una Iglesia más abierta y dialogante acabe con las estructuras de poder, y con la visión misma de la institución como una entidad mística y divina (y, por lo tanto, inatacable). "Un poderoso clan de cardenales -cuenta Die Zeit- para quienes el argentino, con su espontáneo entusiasmo, modestia, informalidad y, sobre todo su decidido ánimo reformista, se ha convertido en una amenaza a su tradición de poderío".

 

Se pregunta Religión Digital: “El mundo ama al papa, pero... ¿Y en el interior de la Iglesia?”. Sostiene que la oposición silenciosa a Bergoglio como se ha resaltado, cada vez lo es menos, y algunos ya hablan de un cisma encubierto que podría plasmarse si se abre la puerta a los divorciados vueltos a casar, cuestión que no debería resultar tan relevante en un mundo en el que la doctrina tiene que estar sometida al mandato del amor y de la misericordia como apunta el propio Francisco. Francisco es visto por este grupo como un "latino irresponsable que ha llegado y se ha atrevido a desafiar y a desordenar la estructura milenaria de la Iglesia".

 

Tanto Müller como Gänswein, explica el semanario alemán, han labrado su profusa biografía eclesiástica en el poderoso y milenario "semillero", o más bien "criadero", teológico del arzobispado de Ratisbona, desde donde se han dictado dogma y doctrina católica desde el año 1108, y se ha decidido el curso de la Iglesia, casi tanto o más que en el propio Vaticano.

 

Es el mismo semillero de donde provino el papa emérito Joseph Ratzinger, quien en octubre del 2012 cuatro meses antes de renunciar, elevó a su discípulo el cardenal, Gerhard Ludwig Müller, ex obispo de Ratisbona, al cargo de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, la segunda posición con más rango y poder en el Vaticano, -después de la del pontífice-, cuya función es análoga y de hecho, sucesora de lo que fue el terrible y sanguinario Tribunal de la Inquisición.

 

Si damos por bueno que como se ha dicho, el hoy emérito pensó en su renuncia, ya en marzo de 2012 tras su viaje a México el nombramiento de Müller podría suponer un intento por perpetuar un modelo de control doctrinal.

 

Die Zeit sitúa a Gerhard Ludwig Müller de 64 años, como principal antagonista de Francisco, y analiza las posiciones eclesiásticas de uno y otro, si bien colocándolos en posturas absolutamente encontradas que probablemente merecerían una consideración más moderada. Éstas son algunas de ellas:

 

"Mientras Francisco está decidido a trabajar por una Iglesia modesta y misericordiosa, Müller lidera el grupo de cardenales para quienes el poder y la riqueza de la Iglesia son materias indiscutibles. Mientras Francisco llegó decidido a buscar y encontrar aliados también entre los contrarios, como es el caso de su acercamiento a los protestantes, el cardenal Müller ve en ellos a grandes enemigos de los que la Iglesia está obligada a protegerse".

 

"Mientras Francisco tiende su mano a los católicos descarriados como por ejemplo a los divorciados, Müller cierra el diálogo con ellos e insiste con puño de acero en seguir prohibiéndoles la comunión y un lugar en la Iglesia".

 

"Mientras Francisco aparta a los fieles de obispos despilfarradores y vanidosos como el ex titular del obispado de Limburg, Tebarz van Elst, el cardenal Müller abiertamente lo protege, le busca aliados en Ratisbona e insiste en que debe regresar a su cargo y posición".

 

"Mientras la visión de la Iglesia de Francisco se basa en que los creyentes y sus necesidades deben ser tenidos en cuenta a la hora de decidir las normas, para Müller es la Iglesia quien rige sobre el mundo católico y es ella quien impone a sus fieles lo que está bien y lo que está mal".

 

"Mientras Francisco está decidido a encontrar y señalar a los pecadores en el mismo Vaticano, Müller se aferra persistentemente a su necesidad de que sea su tribunal quien administre las condenas".

 

"Mientras la materia prima del apostolado de Francisco es reimplantar la misericordia como distintivo católico, el capital del Müller es propagar y administrar el miedo católico, materia prima de lo que ha sido desde tiempos inmemoriales la función de los temidos guardianes de la fe", que ya todos conocemos como fueron y lo que hicieron.

 

El otro "enemigo alemán" de Bergoglio está muy cerca de él. Se trata del prefecto de la Casa pontificia y secretario personal de Ratzinger, Georg Gänswein. En recientes declaraciones, "Il Bello Giorgio" mostraba cómo le costó asumir la renuncia de Benedicto XVI y cómo algunas de las primeras decisiones de su sucesor, como dejar el Palacio Apostólico y vivir en Santa Marta, suponían una afrenta contra su maestro Ratzinger.

 

"¿Es que acaso el papa anterior y los anteriores papas no eran ni vivían modestamente?", declaró Gänswein, quien sintió la marcha del Papa emérito como "una amputación". El informe de Die Zeit, cita a Gänswein con declaraciones sobre el pontificado de Francisco de un talante altamente irónico y amargado.

 

"Lo que estoy haciendo es esperar a que llegue cada día para enterarme de qué será hoy diferente de como ha sido siempre". Y no hay duda de que Francisco está dando muchos ejemplos de que su pontificado es y será diferente de lo que ha sido siempre.

 

No nos extrañemos y roguemos a Dios para que al Papa Francisco no le pase lo mismo que a Juan Pablo I.

 

Recordemos que a poco de un mes de su asesinato (muerte natural a nivel oficial), un grupo liderado por el arzobispo Lefébvre ya denunciaba públicamente la posibilidad de que Juan Pablo I hubiese sido asesinado por los masones infiltrados en las altas esferas vaticanas.

 

Poco tiempo después del asesinato también caían los banqueros de Juan Pablo I. El primero fue Roberto Calvi, presidente del Banco Ambrosiano que quebró el mismo año que lo asesinaron (aquí si reconocieron oficialmente el asesinato), más conocido como el banquero de Dios por su estrecha relación con el Vaticano y con Juan Pablo I, y poco después le tocó el turno a Michele Sidona, educado por la compañía de Jesús y miembro de la logia illuminati P2, o propaganda due, a la que también pertenece Berlusconi, y a la logia a la que se le responsabiliza de todos esos asesinatos, que finalmente fue asesinado en la cárcel.

 

Veamos algunas coincidencias entre Francisco y el “asesinado” Juan Pablo, en relación con los crímenes en el Vaticano. I

Albino Luciani, más conocido como Juan Pablo I, fue coronado Papa en el año 1978. Al igual que Jorge Bergoglio, su discurso fue de humildad y pedido de introspección en torno a la ostentación vaticana.

Luciani rechazó la milenaria tradición de la coronación papal y también la tiara: en su lugar, optó por una simple misa de inauguración. Al igual que Francisco, en su Ángelus del 27 de agosto de 1978 —primer día completo de su pontificado—, impresionó al mundo con su simpatía y simpleza. "Trataré de ser útil a la Iglesia y deseo que me ayudéis con vuestras prédicas y oraciones", dijo el pontífice entonces, casi lo mismo que repitió Bergoglio casi 35 años después.

Juan Pablo supo ostentar una imagen de hombre amable, cercano y bondadoso, lo cual cautivó al mundo entero. A su vez, su presencia cordial lo convirtió en una figura muy querida incluso antes de que se le conociera la voz.

“Al mediodía, el nuevo papa hizo su aparición en el balcón central de la basílica. Debajo, la plaza se hallaba atestada con unas 200.000 personas. Muchos millones de personas, a lo ancho del mundo, vieron en sus televisores expandirse la sonrisa natural de Luciani al estallar el aplauso de la multitud. Había salido a impartir el Ángelus, pero antes de pronunciar el sermón de mediodía deseaba dar a sus oyentes un vislumbre de lo que había sido el cónclave secreto.

Después de acallarse los aplausos y los vítores, Luciani rompió de inmediato con dos tradicionales normas pontificias: el paranoico deseo de mantener el secreto con el que el papa Pablo había dictaminado los reglamentos del cónclave, y el uso mayestático del «nos», muestra de la aspiración papal de gobernar sus propios territorios”, recuerda David Yallop en su libro “¿Por voluntad de Dios?”.

Como puede verse, los parecidos entre Francisco y Juan Pablo no son pocos. Salvo por una cuestión: este último solo duró 33 días en el papado y se sospecha hasta el día de hoy que fue envenenado por intentar hacer una profunda limpieza en el Vaticano. A esa conclusión llegó con gran cantidad de evidencia el referido Yallop en su obra.

“Juan Pablo I, en efecto, murió repentinamente. Murió en algún momento entre las últimas horas de la noche del 28 de septiembre de 1978 y las primeras horas de la madrugada del 29, treinta y tres días después de haber sido elegido. Hora de su muerte: desconocida. Causa de su muerte: desconocida”, revela el autor. Pero el que escribe esta nota piensa que fue por querer eliminar deshonestos intereses creados.

¿Conocerá esta trágica historia Bergoglio? Es imposible que no la tenga presente, aunque es improbable que algo así vuelva a ocurrir. ¿O no?

Francisco asume con la delicada misión de regenerar los valores de la Iglesia y hacer una suerte de limpieza en el Vaticano después de los escándalos que en los últimos meses han sacudido sus cimientos.

Si desea avanzar realmente en ese sentido, deberá pelear contra poderosos intereses, que son los mismos contra los que no se atrevió a meterse el renunciante Benedicto XVI.

¿Lo logrará? Dios lo ayude en su misión.

Por Armando Maronese


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