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Eduardo Fernández, la historia prohibida
Por Carlos Forte - 31 de Octubre, 2013, 0:59, Categoría: General
Futura biografía de Cristina Fernández de Kirchner
asegura que su padre no es su padre. La
presidente electa ha evitado siempre hablar de su familia y de su infancia.
Pero hay una figura que ella ni siquiera menciona y oculta en su álbum íntimo:
su padre, Eduardo Fernández. Detrás de la historia simple de un chofer de
colectivos se esconde una relación conflictiva entre padre e hija, una
situación que muchos aseguran estaría vinculada al hecho de que no sería
realmente el verdadero progenitor de la actual presidente de la Nación. Según
una brillante nota de investigación publicada hace unos años por diario Perfil, “quienes conocen esa etapa de la
vida de Cristina K aseguran que (en realidad) sentía cierta vergüenza de sus
progenitores. Por eso buscó reinventar su historia, obviando parte de su
pasado.” “Cristina
K intenta negar su pasado. Quiere controlarlo todo. Si fuera por ella, su vida
arrancaría a los 22 años.” Sin embargo, quienes la conocen en la intimidad,
aseguran que a Cristina Fernández no la inquieta la posibilidad de que alguien
consiga adentrarse en ciertos capítulos de su historia. Veamos cómo lo cuenta Perfil: Ella
(Cristina K) distribuye con cuentagotas los recuerdos de su niñez y
adolescencia en Tolosa. Casi nunca va a La Plata. No se muestra más que lo mínimo y
necesario con su madre, Ofelia Wilhelm, y su hermana menor Giselle, a quienes
les tiene prohibido hablar con los medios." "Pero
hay una figura clave en el rompecabezas familiar que ella parece querer
mantener en el más secreto olvido: la de su padre, Eduardo Fernández. Hasta hoy
sólo permitió que contaran que era un chofer de colectivos, devenido luego en
accionista de una empresa de transportes, que falleció en 1982. Y no más.
Tampoco nunca nadie había publicado una foto suya. ¿Por qué tanto hermetismo
alrededor de la historia de un hombre común? ¿Qué es lo que motiva tanto
misterio?" “Me
encontré con Cristina K hace un par de años en Luján. Emocionado me acerqué
para contarle que mi viejo, mi cuñado y yo habíamos trabajado con su padre, que
era una persona excelente. Ella ni se inmutó. No me dijo ni una palabra. Me
sorprendió su frialdad, pensé que como a cualquiera de nosotros le iba a gustar
que le recordaran al viejo”, cuenta el hijo de uno de los socios que trabajó
con Fernández toda la vida." El "tarta" - El padre de la presidente tiene la historia común de un
hombre común. Hijo de inmigrantes españoles, no bien terminó la primaria empezó
a trabajar. Con la ayuda de sus padres, Pascasio y Amparo, compró la mitad de
un colectivo del Expreso City Bell, la antigua línea 3 que unía esa localidad
con La Plata y
se convirtió en el chofer del interno 10. Las
fotos lo muestran como un hombre blanco, pecoso, de una gran contextura física.
Sin embargo, el rasgo que mejor lo definía y que más lo apesadumbraba era su
tartamudez. Sus compañeros de la línea lo llamaban “el Colorado” Fernández,
pero cuando querían hacerlo enojar le decían “Co-co”, cargándolo por su hablar
entrecortado. "Las
jornadas laborales en aquella época eran intensas. Los conductores cobraban por
vuelta y debían cumplir turnos de hasta 14 horas por día; una semana durante el
día y a la siguiente por la noche. “Al Colorado no lo asustaba trabajar, era un
laburante. Aunque también es cierto que de joven le gustaba salir de noche y
tenía éxito con las mujeres. Eso sí, era súper responsable, siempre llegaba a
horario y si había salido, ni se notaba”, recuerda uno de los empleados, que al
igual que los mecánicos, choferes, y varios hijos de los primeros socios,
acepta compartir sus recuerdos con la condición de mantener su nombre en
reserva." Fernández
fue uno de los 23 socios que dieron inicio a la compañía, y su crecimiento en
la empresa se dio a la par de los demás. Durante muchos años trabajó como
chofer, hasta que llegó a ser dueño de tres colectivos y, una vez formada la
cooperativa, cobraba el monto correspondiente a su cuota parte." "A
mediados de 1970 la comisión directiva del Expreso, integrada por Miguel y
Pinamonte Valente, Francisco Di Girolamo y Carmelo Alico, entre otros, lo
eligió jefe de personal, cargo que ocupó hasta su muerte, el 26 de abril de
1982. Un par de años antes los médicos le habían diagnosticado un cáncer de
pulmón. Era un gran fumador, consumía más de un paquete de Jockey largos por
día y cuando se enfermó tuvo que empezar a faltar al trabajo, algo que no había
hecho en más de 30 años de carrera." "Después
de su muerte su mujer se hizo cargo de su participación en la empresa, hasta su
quiebra en diciembre de 2004. Pero nada fue lo mismo. “Ofelia era brava y no
compartía los criterios del Colorado. Los socios nunca le perdonaron que no
hubiera dejado pasar a algunos ex compañeros al velatorio de Fernández”,
asegura uno de sus ex compañeros de trabajo." Quienes
compartieron con él largas horas en las primeras terminales con talleres
propios que la empresa tuvo atrás del Hospital Español en la calle 8, lo
recuerdan como un hombre de carácter fuerte e irritable. “No era maleducado, de
decir malas palabras, pero sí calentón. Cuando se enojaba podía gritar en el
medio de la calle, o agarrarse a trompadas con alguno en el trabajo." De eso no se habla – "Era una casa extraña. Nunca había un clima
distendido. Excepto Giselle, que vivía alejada de todo eso gracias a su
inocencia, Ofelia, Eduardo y Cristina eran más que independientes. El que
vivieran todos bajo el mismo techo parecía una mera circunstancia",
comentan quienes compartieron la vida de los Fernández-Wilhelm, puertas adentro
de su casa de la calle 522 bis, en Tolosa. "Los
pocos testigos que conocieron su vida familiar y laboral, aseguran que había
dos Fernández. Uno era el personaje divertido, que se hacía querer entre sus
compañeros y socios colectiveros. Pero esa imagen se rompía adentro de su casa,
cuando aparecía el hombre distante, que parecía más un visitante especial que
un padre de familia. Por su trabajo estaba muy poco tiempo en la casa. Se iba a
la mañana temprano y volvía justo para cenar. Cuando la familia comía en la
cocina, no había demasiado diálogo. El silencio se disimulaba con la
televisión, que siempre estaba prendida." "Cristina
tenía una relación distante con el padre. Ella y Ofelia prácticamente lo
ignoraban, y todos aceptaban eso. La única que lo recibía con un abrazo era
Giselle. Con ella Eduardo era más afectuoso, aunque no demasiado demostrativo”,
comenta un amigo de la familia." Muchos
describen un hogar manejado por la figura avasallante de Ofelia. Pero pocos
explican las circunstancias especiales que hicieron que las cosas se dieran de
esa manera. Ofelia quedó embarazada de Cristina cuando estaba de novia con
Fernández. Eso resultaba un escándalo para la época, que no se resolvió hasta
que la pareja formalizó su situación, recién cuando su hija cumplió cinco años." "Ese
era un tema tabú en la casa. Pero aunque todos intentaban evitarlo, estaba
siempre presente. "Ofelia jamás pudo olvidar la soledad de esos primeros
años con su hija. Cristina jamás pudo superar la sensación de que su nacimiento
no había sido programado", relata un familiar que pide el anonimato. "Tal
vez por eso Carlos Wilhelm, el abuelo materno de Cristina, fue la figura
masculina de mayor peso en su infancia y juventud. Él también mantenía una
distancia feroz con su yerno. Entre ellos el pasado pesaba. Cuentan que el
padre de Ofelia vivía en una construcción en el fondo de la casa de Tolosa, con
una de sus hijas. Durante el día él se la pasaba en la vivienda principal, con
Cristina. Pero se iba ni bien llegaba Eduardo, pues no quería ni cruzárselo." "Pero
más allá de los hechos del pasado, a Ofelia y Eduardo tampoco los unía
demasiado el presente que vivían. A él nunca le interesó demasiado el fútbol ni
la política. Era anti peronista acérrimo y festejó cuando derrocaron a Perón. Ella
siempre fue fanática de Gimnasia y Esgrima de La Plata y una reconocida
militante peronista y “elitista". "Más
que discusiones, entre ellos reinaba una indiferencia total. Jamás los vi
saludarse con un beso, ni hacer planes juntos. Sé que a Cristina la relación de
sus padres la marcó mucho. Ella padecía todo esto, por eso estaba tanto tiempo
fuera de su casa", recuerda uno de sus íntimos. "Mi
hermano era un señor. Siempre vivió orgulloso de sus hijas, y se preocupó para
que nunca les faltara nada", explicó a diario Perfil Sara Fernández,
hermana de Eduardo y tía de Cristina. — ¿Por qué ella habla tan poco de su padre? — Se dice lo que se quiere decir... Generalmente cuando un matrimonio se separa, los hijos escuchan una de las campanas, la de la madre. — ¿Ofelia y su hermano estaban separados? — Formalmente
no. Reina Cristina – "Cristina renegaba de su familia. A veces siento
que le daban vergüenza. Le molestaba el barrio humilde donde vivían, la casa
adornada con flores de plástico y animalitos de porcelana... La incomodaba el
fanatismo de su madre por el fútbol, y la simpleza de su padre colectivero. Por
eso, a partir de la adolescencia comenzó a construirse a sí misma, e intentó
despegarse de su pasado", comenta un íntimo amigo, que arriesga otra hipótesis
para explicar por qué la presidente intenta olvidar sus años platenses. "Los
que respaldan esta sospecha, suman pruebas. Cristina no mostraba a su familia.
Nunca festejó un cumpleaños con amigos en su casa, ni tampoco visitaba a sus
parientes paternos. Como botón de muestra cuentan una anécdota. Un 31 de
diciembre pasó con unos amigos por la casa de sus tíos, una parada obligada
antes de seguir con sus planes. Cuando llegaron estaban todos en musculosa,
brindando con la damajuana arriba de la mesa. Quienes la acompañaban en ese
momento recuerdan que Cristina se puso colorada y, después del beso de rigor,
dijo que tenía que irse. Huyó." "No
le gustaba hablar de su padre porque era colectivero, pero en cambio con
Cafferata hacía ostentación. Tengo grabado en la memoria cuando corregía a los
profesores y les pedía que la llamaran Fernández Wilhelm al tomar lista",
comentó su compañera Graciela Balassini a la periodista Olga Wornat, autora de
la biografía autorizada de CFK. "Lo
cierto es que cuando a los 16 años Cristina se puso de novia con el rugbier
Raúl Cafferata, empezó a codearse con un estrato social hasta entonces
desconocido para ella. Pocos meses antes, la mayor de los Fernández daba otro
paso clave: dejaba atrás las aulas del popular Comercial San Martín, para
formar parte del alumnado del Colegio de la Misericordia, donde
cursó los tres últimos años del secundario." "Algunos
amigos todavía recuerdan lo que le costó convencer a Fernández padre, para que
se hiciera socio del exclusivo Jockey Club de La Plata. Sólo si él era
aceptado, su mujer e hijas podían ingresar como invitadas. Eduardo no quería,
le parecía una “tilingada. Finalmente accedió, pero jamás pisó el club." Concluyendo - Los rumores sobre la falsa paternidad de Eduardo Fernández respecto a
Cristina Kirchner, han recrudecido en los últimos días por la investigación de
un conocido periodista de investigación que prepara un libro sobre la Presidente de la Nación. El
nerviosismo generado por su eventual publicación, causó ya la presión de un
poderoso ministro sobre su persona. "A Cristina no le agrada la idea de
que se cuenten ciertos secretos", le aseguró el funcionario. El
tiempo dirá si la presión tuvo, o no, efecto sobre la humanidad del hombre de
prensa. Por Carlos
Forte Fuentes: -Perfil.com -Tribuna de Periodistas -Libro "Reina Cristina" de Silvina Walter.
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