Calendario
ApúntateCategorías
Archivos
Sindicación |
Los cuernos de Moisés
Por Armando Maronese - 19 de Julio, 2013, 22:19, Categoría: Cultura - Educación - Literatura
A inicios del siglo XVI, como
parte de los trabajos para la tumba del Papa Julio II, Miguel Ángel esculpió en
mármol la figura del patriarca Moisés. La
estatua, al margen de su remarcable valor estético, posee un enigmático
detalle: la cabeza del Moisés está adornada con dos protuberancias en forma de
cuernos. Para
la mayoría de historiadores del arte, Miguel Ángel representó a Moisés con
cuernos en la cabeza siguiendo una tradición del arte católico de aquella época
que se inició, en el siglo IV, con un error de traducción del pasaje del
Antiguo Testamento en el que se relata la historia del patriarca del pueblo
hebreo y las tablas de la ley. En realidad y después de muchos
estudios, los cuernos del Moisés de Miguel Ángel, son un símbolo que
representa, como muchos otros elementos en la obra del artista, su filosofía y
cosmovisión, producto de su formación mistérica en el seno del “otro renacimiento”. Antes de penetrar en los
misterios que conectan los cuernos del Moisés de Miguel Ángel, la glándula
pineal, el DMT, las experiencias místicas, los frescos de la Capilla Sixtina y
la comprobada inteligencia vegetal, veamos en que influencias pudo o no haberse
basado el genio florentino para esculpir su Moisés. Esto quizás pueda dar
importantes indicios sobre sus intenciones. El monje
Aelfric de Eynsham - En su
investigación titulada “El Moisés con cuernos en el arte y el pensamiento
medieval”, la historiadora del arte medieval Ruth Mellinkoff (1924-2011) sostiene
que la representación más antigua de Moisés con cuernos de la que se tiene
conocimiento, apareció en Inglaterra, a inicios del siglo XI, en algunas de las
ilustraciones de una paráfrasis bíblica escrita por el monje Aelfric de Eynsham
(955-1010 DC). ¿Qué es una paráfrasis bíblica? - Una paráfrasis bíblica es un
resumen de uno o varios libros de la
Biblia, redactado/s en un
lenguaje sencillo y de fácil comprensión que elimina los conceptos complicados
del texto original. En este caso el monje Aelfric
relató, a su manera, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento y el
libro de Josué en un inglés antiguo muy sencillo, empleando palabras e ideas
conocidas por sus contemporáneos de la Inglaterra del siglo XI. Además, para hacer aún
más fácil la comprensión de la historia, el manuscrito fue ilustrado con
escenas de la vida de Moisés, quien algunas veces, aparece representado con
cuernos en la cabeza. Cabe destacar que en esta primera
aparición, los cuernos de Moisés no son protuberancias orgánicas que brotan de
su cabeza, sino que forman parte de un casco que el personaje bíblico lleva
puesto en algunas escenas. Tal y como se le representó luego en algunas dramas
litúrgicos de la Edad
Media. El casco
del profeta - Para el
historiador de arte francés Emille Male (1862–1954), las representaciones
artísticas del Moisés con cuernos tuvieron su origen en las antiguas
representaciones teatrales de dramas bíblicos, también conocidas como dramas
litúrgicos. La única evidencia que apoya la hipótesis de Male es un texto que
incluye direcciones escénicas para un drama litúrgico del siglo XIV titulado el
“Drama de los Profetas”. En este texto se menciona la aparición, en escena, del
legendario patriarca hebreo con dos cuernos en la cabeza. A pesar de que el manuscrito de
Aelfric es casi trescientos años más antiguo que el drama litúrgico “El Drama
de los Profetas”, algunos investigadores afirman que el hecho que Moisés haya
sido representado en dicho manuscrito con un casco adornado con dos cuernos, es
prueba de que ese tipo de iconografía apareció primero en una obra teatral y
que, por esto, los ilustradores del manuscrito no colocaron los cuernos
directamente en la cabeza del patriarca, sino que los pusieron en un casco como
habría sucedido en la puesta en escena del drama litúrgico. Esto
históricamente, no concuerda. Ruth Mellinkoff, tiene una teoría más sólida - Para la investigadora estadounidense, el hecho de que la primera aparición del Moisés con cuernos se haya dado a través de un casco, no es prueba de que el motivo de los cuernos haya tenido su origen en los dramas litúrgicos, sino que es una de las tradiciones culturales escandinavas que llegaron hasta los anglosajones, daneses y normandos que habitaban la Inglaterra de la Edad Media: “Parece, al menos en el reino
de la posibilidad, que el casco con cuernos que Moisés usa en la paráfrasis de
Aelfric, estaba totalmente de acuerdo con la tradición inglesa-escandinava de
cascos adornados con motivos animales. Hay que recordar, que la arqueología y
la literatura nos dicen que el casco ornamental es una marca del círculo de
liderazgo, usado para determinar rango –el jefe, el rey, la nobleza-.” (El
Moisés con cuernos en el arte y el pensamiento medieval”, Ruth Mellinkoff.) Es sabido que la influencia
escandinava en las tierras del norte de Europa se remonta a los primeros siglos
de la era cristiana y que, por otro lado, es casi imposible concebir a un
vikingo o a un normando sin un casco con cuernos. De allí que la teoría de la
doctora Mellinkoff, aparezca como un elemento importante en el análisis. Un
patriarca guerrero - A
inicios del siglo XI, cuando Aelfric escribió su paráfrasis sobre la historia
de Moisés, el pueblo anglosajón aún practicaba el paganismo aunque todo
indicase que la conversión al cristianismo era masiva y voluntaria. La conversión al cristianismo en
esta región de Europa, fue muy diferente a la que tuvo lugar en Oriente. En el
noroeste de Europa, la conversión no comenzó con las clases populares sino con
la conversión de algún rey o señor feudal que luego empujaría, con dificultad,
a sus seguidores hacia el nuevo culto. Fue quizás por esta razón que Aelfric,
en su paráfrasis, se refirió a Moisés como “Heretoga”, palabra anglosajona que,
en ese entonces, significaba “general”, “comandante” o “cacique”. Comandante
era una palabra cotidiana para los habitantes de la Inglaterra del siglo XI,
que vivían enfrascados en continuos conflictos militares que estaban relacionados
con su cosmovisión y sus creencias paganas. “La asociación histórica y
mitológica del concepto de liderazgo y poder con el motivo de un casco con
cuernos, aún estaba lo suficientemente viva en la Inglaterra del siglo XI
para ser revivida en la imagen de un gran líder bíblico que había guiado a su
pueblo de la esclavitud a la libertad. La victoria de Moisés sobre los egipcios
podría ser fácilmente entendida por los ingleses, involucrados en sus propias y
numerosas batallas, como una hazaña de destreza militar.” (El Moisés con
cuernos en el arte y el pensamiento medieval”, Ruth Mellinkoff.) Para los anglosajones era más
fácil identificarse con la imagen del Comandante Moisés, quien había triunfado
en varias batallas ayudado por sus dioses, que con la imagen del iluminado
profeta Moisés. De
metáfora a caricatura medieval - En
el siglo IV, Jerónimo de Estridón decidió traducir la palabra hebrea “qeren”,
que en el relato bíblico del Éxodo definía el estado de gloria de Moisés cuando
bajo del Monte Sinaí con las tablas de la ley, al latín “cornuta” (con
cuernos); ocho siglos después, el monje Aelfric de Eynsham tradujo el latín
“cornuta” al inglés antiguo “gehyrned” que significaba literalmente “con
cuernos”. Si Jerónimo de Estridón, al utilizar la palabra “cornuta”, trató de
establecer una metáfora para expresar el estado de gloria de Moisés, fueron los
ilustradores anglosajones de la
Edad Media, específicamente los que ilustraron el manuscrito
de Aelfric, quienes en lugar de interpretar la metáfora de Jerónimo decidieron,
al mejor estilo vikingo, ponerle un casco con cuernos al patriarca hebreo. Probablemente, los ilustradores
de la paráfrasis de Aelfric se inspiraron o se sintieron apoyados en el
comentario escrito por Aelfric quien se refería a Moisés como el Comandante
Moisés. Se puede especular que para los ilustradores anglosajones fue una
decisión simple: si el texto decía que Moisés era un Comandante y además
describía que tenía cuernos, pues no había que pensar demasiado: Moisés debía
llevar un casco de guerrero con cuernos. Por casi ochocientos años, todos
aquellos personajes relacionados al clero leyeron la descripción del Moisés con
cuernos (cornuta) en la
Vulgata Latina, pero nadie se atrevió a representarlo de
manera tan figurativa, hasta que llegaron los ingleses de la Edad Media. Hasta
donde se sabe, éste fue el peculiar inicio de la figura del Moisés con cuernos
en el arte católico. Los
cuernos se vuelven universales - La
siguiente aparición del Moisés con cuernos sucedió más de cien años después,
alrededor de 1130 d.C., en Inglaterra y en Salzburgo, como parte de las
ilustraciones de dos manuscritos bíblicos. La
diferencia fundamental entre la representación de Moisés en la paráfrasis
bíblica de Aelfric y las representaciones posteriores, es que en las últimas
los cuernos ya no eran parte de un casco sino que brotaban directamente de la
cabeza del personaje. Esta imagen de Moisés, con
cuernos pero ya sin casco, tuvo más eco y acogida en el noroeste de Europa,
dónde al parecer, guardaba una especial conexión con los orígenes escandinavos
de los pueblos anglosajones, normandos y daneses que habitaban las tierras
inglesas. La nueva iconografía de Moisés, que había nacido en los manuscritos bíblicos de la Inglaterra de la Edad Media, se expandió primero hacia Francia y luego hasta Bohemia, Suiza y España. Entre el siglo XII y el XV, principalmente en Inglaterra y Francia, aparecieron la mayor cantidad de representaciones de esta nueva iconografía del patriarca hebreo que fue utilizada en manuscritos bíblicos, dramas litúrgicos, vitrales de iglesias y fachadas de catedrales. Algunas de las más importantes representaciones de este periodo, son la estatua de Moisés esculpida por Claus Sluter (1340-1405), en Burgundy, como parte de su obra titulada “El Pozo de Moisés” y los famosos vitrales de las catedrales de Chartres y Notre Dame en París realizados al inicio del siglo XIII, los cuales sirvieron para incorporar la nueva iconografía del líder judío en el imaginario popular.. Izquierda, detalle de “El pozo de Moisés” de Claus Sluter (1404). Derecha, vitral de la Catedral de Chartres en Francia (Siglo XIII).
Durante este periodo, el Moisés
con cuernos fue representado de diferentes formas: con dos cuernos que le
brotaban de la cabeza, con rayos de luz que parecían convertirse en cuernos y
con varios rayos que se asemejaban a una corona. La imagen del Moisés con cuernos
más popular, aquella que alcanzó por igual a la elite eclesiástica y al pueblo,
fue la que apareció a mediados del siglo XV, en las ilustraciones de un nuevo
tipo de Biblia conocido como la "Biblia Pauperum", algo así como una Biblia ilustrada para fines educativos que circulaba
principalmente en los países europeos de habla germana. La Biblia Pauperum
era un tipo de Biblia que tenía más imágenes que textos y que en cada página
llevaba una ilustración central acompañada por un pequeño párrafo. Esta Biblia,
apareció en los primeros años del siglo XV y no incluyó imágenes del Moisés con
cuernos pero, a mediados del siglo XV, el formato y la iconografía de la Biblia Pauperum fueron modificados. En esta nueva
versión de la Biblia Pauperum, el Moisés con cuernos apareció
representado en varias ilustraciones. Fueron las ilustraciones de la Biblia Pauperum las que hicieron que el Moisés
con cuernos pasara a formar parte del imaginario popular ya que, probablemente,
esta Biblia fue adquirida tanto por predicadores como por el pueblo. Los
cuernos y el renacimiento - Si
en Inglaterra y Francia la tradición del Moisés con cuernos era una imagen
popular no sólo en el arte católico sino en el imaginario colectivo, en la
península italiana hasta el siglo XV, no se había realizado ninguna ilustración
bíblica, vitral de Iglesia, pintura o escultura que representara al patriarca
con cuernos. Es más, en las ciudades estado italianas, no sólo no se habían
realizado obras de arte con esta nueva iconografía de Moisés, sino que la
imagen de Moisés con cuernos no había llegado, de forma masiva, a las mentes
del pueblo italiano. Cuando, alrededor de 1510, Miguel
Ángel decidió poner dos protuberancias en forma de cuernos en la cabeza de su
Moisés, probablemente no existía ninguna obra artística en la península
italiana que hubiese representado antes esta nueva iconografía del patriarca
judío. Algunos pintores italianos habían representado a Moisés,pero ninguno
había decidido colocarle cuernos en la cabeza. Alrededor del 1442, el reconocido
pintor pre renacentista Fra Angélico (1395-1455), retrató a Moisés en su cuadro
“La Transfiguración”,
pero en lugar de representarlo con cuernos decidió colocar un grupo de finas líneas
que representan rayos de luz sobre cada uno de los lados de su cabeza. Años más tarde, en 1481, un grupo
selecto de pintores florentinos conformado por Sandro Botticelli (1445-1510),
Doménico Ghirlandaio (1449-1494), Pietro Perugino, (1446-1523), Biagio
d’Antonio (1466-1515), Cosimo Rosselli (1439-1507), Luca Signorelli (1445-1523)
y Bartolomeo della Gatta (1448-1502), viajaron a Roma llamados por el Papa Sixto
IV. El Sumo Pontífice les encargó la realización de los frescos que adornarían
las paredes de la
Capilla Sixtina. Entre los trabajos a realizarse se
encontraban una serie de seis pinturas sobre la vida de Moisés. Algunos de los cuadros de esta
serie, como “Los Juicios de Moisés” realizado por Botticelli, “Moisés partiendo
hacia Egipto” de Pietro Perugino y “El paso
del Mar Rojo” cuya autoría aún está en debate, no llevan ningún tipo de
iconografía especial para representar la divinidad del patriarca hebreo. Sin embargo, tres cuadros de la
misma serie, “El castigo de los rebeldes” de Boticelli, “El Descenso del Monte
Sinaí” de Cosimo Roselli y “Testamento y muerte de Moisés” de Signorelli y
della Gatta, representan a Moisés adornado con dos grupos de delgadas líneas
doradas que brotan de ambos lados de su cabeza en forma de rayos. Los tres
cuadros realizados por diferentes pintores representan la divinidad de Moisés
de la misma forma, siguiendo la iconografia creada por Fra Angélico. Al parecer, la decisión de
ponerle líneas doradas en forma de rayos a la cabeza de Moisés fue una decisión
grupal del equipo de pintores florentinos porque la similitud, entre la
iconografía de Moisés de los tres cuadros mencionados, es demasiado precisa
para ser una coincidencia. El hecho que todos estos cuadros se realizaron en el
mismo periodo de tiempo, entre el 1481 y el 1482 d.C., apoya esta hipótesis. ¿Por qué el equipo de pintores de
Florencia escogió representar la divinidad de Moisés con rayos de luz en vez de
simples cuernos, como se venía haciendo en Francia y en Inglaterra? Es importante destacar, que si
bien los pueblos del noroeste de Europa le otorgaban una connotación positiva a
los cuernos, en otras partes del continente no sucedía lo mismo. Desde la Edad Media hasta el renacimiento, en la mayor parte de Europa, los
cuernos tenían una doble connotación. Por un lado, representaban victoria,
honor, divinidad, liderazgo y por otro lado representaban deshonor y
humillación y estaban asociados con demonios, diablos, y dioses paganos. “¿Es posible que el hombre
medieval tuviese dificultad separando a los hombres con buenos cuernos de
aquellos con cuernos malignos? ¿Cuántos entre los no instruidos se percataron
de la generalmente aceptada interpretación teológica de los cuernos de Moisés,
como símbolos de honor y glorificación, de cuernos de luz, y no de cuernos
reales?”. (El Moisés con cuernos en el arte y el pensamiento medieval”,
Ruth Mellinkoff.) Es muy probable que los pintores
de Florencia, cercanos a los círculos de poder de la Iglesia
Católica, tuvieran en cuenta este doble significado de
los cuernos y por eso prefirieron representar al legendario líder del pueblo
judío con rayos de luz. Además, los pintores florentinos tomaron como punto de
partida la representación de Moisés realizada por Fra Angelico en 1441,
respetando los dos grupos de líneas delgadas que botan radialmente de ambos
lados de la cabeza. Sin duda, ésta parece ser la
manera más sensata de retratar la iluminación del patriarca bíblico. Algo, que
trasladado al arte de la escultura se asemejaría a lo que se ve hoy en la
famosa Estatua de la Libertad
de la ciudad de New York. No hay que pasar por alto que en
el equipo de pintores florentinos que realizó los frescos sobre la vida de
Moisés en la Capilla
Sixtina, se encontraba nada menos que Doménico Ghirlandaio,
maestro de pintura de Miguel Ángel. Probablemente, Miguel Ángel
necesitó fuertes razones o creencias personales, para realizar una escultura de
Moisés que representaba la divinidad del patriarca de forma diferente a la que
su maestro Ghirlandaio, en conjunción con otros grandes pintores como
Boticelli, había definido treinta años antes. En 1517, dos años después que
Miguel Ángel esculpió su Moisés (1513-1515 d.C.), uno de los más grandes
pintores del renacimiento, el maestro Rafael Sandio,
empezó a pintar los frescos de la
Loggia del Vaticano en Roma,
una galería en forma de pasadizo largo y angosto que él mismo había diseñado.
En uno de estos frescos, Rafael representó a Moisés mostrando las tablas de la
ley a su pueblo. Como si se hubiese inspirado en la escultura de Miguel Ángel,
Rafael le puso un par de protuberancias en forma de cuernos, que
misteriosamente se unen con las nubes del cielo como si fueran rayos de luz. Es decir, Miguel Ángel fue hasta
donde se conoce, el primer artista italiano que representó a Moisés con dos
cuernos brotando de su cabeza y no lo hizo casualmente o como consecuencia de
una mala interpretación del texto bíblico. Los estudiosos saben, que Miguel
Ángel es uno de los hijos más ilustres de "el
otro renacimiento" y fueron esas enseñanzas las que quiso plasmar
en su obra. Reflexiones finales - Cuando Jerónimo de Estridón decidió traducir la palabra hebrea “qeren” (con cuernos) al latín “cornuta” (con cuernos) no cometió un error, sino que tomó una decisión consciente tratando de preservar el sentido original del texto. Esto se sabe porque en el comentario que Jerónimo escribió sobre el libro de Ezequiel, deja en claro la intención de su decisión: “Moisés subió a una nube y a
la niebla con el fin de poder contemplar el misterio de Dios, que las personas
que se quedaron atrás no podían ver. Finalmente después de cuarenta días, la
gente común con sus ojos empañados no podían mirar la cara de Moisés debido a
que había sido “glorificado” o como se dice en hebreo ‘tenía cuernos’”. Entonces, no existe el error y
quizás por eso no existió ninguna representación del Moisés con cuernos por más
de ochocientos años. Durante ese tiempo, el pasaje en latín que hacia referencia
a los cuernos, fue leído mayormente por personas del clero quienes entendieron
la metáfora de Jerónimo. Fueron los anglosajones de la Edad Media quienes al
ver las palabras “comandante” y “cuernos” en el mismo párrafo, decidieron
colocarle un casco con cuernos al libertador del pueblo hebreo. Así se
tergiversó o banalizó la metáfora de Jerónimo de Estridón. Regresando a los inicios del siglo XVI, a Florencia y a Miguel Ángel
- Si bien en algunas zonas de Europa, representar al mítico líder del pueblo judío
con dos cuernos en la cabeza se había convertido casi en una tradición, esto no
sucedió con los artistas de la región europea que era el principal referente
artístico de Miguel Ángel, la península italiana. En vista del elevado conocimiento
místico de Miguel Ángel, es improbable que el artista florentino haya decidido
ponerle cuernos a su Moisés sólo por un tema de tradición, una tradición que se
inició de forma casi caricaturesca. A la luz de la información investigada,
se descarta como sostienen algunos, la posibilidad de que Miguel Ángel haya
sido inspirado por la escultura del holandés Claus Sluter, a quien
probablemente no conoció. Es más, si Miguel Ángel se hubiese inspirado en
alguien para colocarle cuernos a su Moisés, habría sido en algún artista
italiano ya que en esa época, el arte italiano pasaba de maestro a discípulo y
las técnicas de creación eran celosamente guardadas en las cofradías de
maestros a las que no era fácil entrar. Como se ha visto, en el arte
italiano de aquella época no existe ninguna representación del Moisés con
cuernos que pudiera haber servido a Miguel Ángel como referencia para su obra. Si
un reconocido pintor como Fra Angélico, que puso las bases del renacimiento pictórico italiano, representó a Moisés
sin cuernos, y luego Ghirlandaio y Boticelli hicieron lo mismo, ningún pintor
se atrevería a representar la divinidad de Moisés de forma diferente a menos que
tuviera poderosas razones. Una ultima hipótesis al respecto,
sería que gracias al elevado nivel de conocimiento que se manejaba en la Florencia de Miguel
Ángel, algunos de los intelectuales que frecuentaban el círculo de los Medici,
podrían haber sabido que el tema de los cuernos de Moisés se originó como una
simple caricatura y que provenía de Inglaterra. Según las mismas tradiciones,
este órgano sobresalía de ambos lados de la cabeza de los seres humanos hacía
miles de años atrás, como si fueran un par de antenas. Estas “antenas” se
redujeron de tamaño con el paso del tiempo y terminaron convirtiéndose en lo que
hoy conocemos como la glándula pineal, un órgano involucrado en una serie de
procesos bioquímicos relacionados con las experiencias místicas. Por Armando Maronese |