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Alberto Fernández y su oscuro pasado (Bapro)
Por Armando Maronese - 27 de Junio, 2013, 16:56, Categoría: Corrupción - Violencia
Alberto
Fernández y su oscuro pasado. Lo que ocultó cuando era ministro (Bapro). Ya
editado el 03 de junio de 1912. El Banco de la Provincia de Buenos
Aires (Bapro), es una preocupación del Banco Central desde los días de Pedro
Pou al frente de la autoridad monetaria. Las exigencias de Pou al Bapro de que
concretara un plan de reencuadramiento, fue el disparador del despido de Pou,
acontecimiento que unificó al partido peronista y a la UCR bonaerenses, en una prueba
‘piloto’ de lo que más tarde resultaría víctima Fernando De la Rúa. La permanencia del Bapro en
la agenda del Banco Central explica el interés de Alberto Fernández, en ese
entonces jefe de Gabinete de la
Nación, para que Néstor Kirchner le renueve el mandato a
Alfonso de Prat Gay. También el interés reciente
de allegados a Julio De Vido, ministro de Planificación, en conocer los
detalles del banco bonaerense y, además, cual fue el rol de Alberto Fernández
en la creación del denominado ‘Grupo Bapro’, aunque era imposible saber cómo
cumplirían con su misión sin involucrar a Alberto Abad, todopoderoso titular de
la Afip (2002-2008),
otro protagonista del Banco de la
Provincia de Buenos Aires y sus subsidiarias.
El Bapro también provocó, el
6 de enero, que Graciela Ocaña asumiera como interventora (2003-2007) del
Instituto de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados, responsable de la
obra social Pami. La negociación que lideró Alberto Fernández y que aceptó el
presidente Kirchner, fue posterior a que Ocaña husmeara alguna documentación
sobre la evolución del Grupo Bapro que recibió de ex dirigentes sindicales de
los trabajadores bancarios. En uno de los errores
informativos más notables de la política argentina de esos años, Alberto Fernández
suspiró aliviado cuando Graciela Ocaña abandonó la oposición. Alberto Fernández
debió verificar si otro juego de documentación fue a parar a manos de Elisa
Carrió, quien desde entonces realizó una investigación bastante importante
acerca de lo ocurrido con el Grupo Bapro, y esto ha incluido el rastreo de
transacciones con casas bancarias offshores, ubicadas en el Mar del Caribe. El partido peronista de la
provincia de Buenos Aires temía que, durante la campaña proselitista, el Bapro
resultara un problema y por eso el matrimonio Duhalde se empeñó en designar
como jefe de los fiscales provinciales, a María del Carmen Falbo. Aún se recuerda en la ciudad
de La Plata el
impacto que provocó uno de los ex gerentes del Banco Provincia, Héctor Ferraro,
cuando testimonió que el ex presidente de la entidad Rodolfo Frigeri y el
directorio a su cargo, dispusieron -con la autorización y conocimiento del
entonces gobernador Eduardo Duhalde-, el otorgamiento de los créditos de la
‘cartera comercial’ (superiores, cada uno a los u$s 200.000), que entre 1991 a 1999 superaron los
u$s 350 millones y pasaron a la categoría de ‘incobrables’. Ferraro prestó testimonio
ante los fiscales de Investigaciones Complejas de La Plata, Esteban Lombardo y
Carlos Argüero, quienes también escucharon a otros ex gerentes detenidos, Raúl
Ernesto García y Alberto Frandsen. Ferraro afirmó que tanto
Duhalde como Frigeri, conocían la deficiente situación del Banco. María del
Carmen Falbo –supuestamente de la confianza de Hilda Beatriz González de
Duhalde-, fue la jefa de los fiscales Lombardo y Argüero, entre otros. Estos fiscales encuadraron
el caso como “peculado, fraude por abuso de confianza, autorización indebida y
administración infiel”, y el juez mantuvo esas calificaciones. Pero hay
cuestiones que Falbo no podría impedir, en especial si se tratara de cuentas en
el exterior y de posibles delitos federales. También Alberto Fernández ha
escuchado que hubo información ‘en el aire’ desde el día en que Carrió murmuró,
luego de un ataque verbal del jefe de Gabinete de la Nación: “Que ese no hable
porque voy a comenzar a hablar de Gerenciar”. Alberto Fernández fue,
sucesivamente, director de Sumarios y subdirector General de Asuntos Jurídicos
del Ministerio de Economía de la
Nación en tiempos de Juan Vital Sourrouille, con Raúl
Alfonsín en la Presidencia
de la Nación. Por alguna razón –como
abogado no era ni reconocido ni prestigioso-, fue propuesto por Jorge Gándara,
secretario Legal y Técnico del Palacio de Hacienda, un ingeniero vinculado a la Unión Obrera
Metalúrgica y que, durante los ‘90 hizo fortuna vendiendo sus servicios de
consultoría a obras sociales; hasta ubicó a su 2ª mujer, Alejandra Rafuls, en
la consultoría de prensa y comunicación de Víctor Alderete cuando éste fue
interventor de la obra social de los trabajadores bancarios y, luego, titular
del Pami. En 1989 Alberto Fernández
juró como Superintendente de Seguros de la Nación, integrando el equipo económico de Miguel
Roig - Néstor Rapanelli, que comenzó con Carlos Menem, gracias a varias
sugerencias: desde Guido Di Tella a Juan Bautista Yofre. En 1991, cuando Domingo
Cavallo arribó a Economía, lo confirmó por sugerencia de Horacio Tomás Liendo
su secretario Legal y Técnico. Liendo y Alberto Fernández iniciaron una
relación muy provechosa para ambos, según se comentó en su momento en el
Palacio de Hacienda. Cavallo también obtenía los beneficios de cualquier
novedad que aconteciera en el tema ‘seguros’. A la vez, Alberto Fernández
no escatimó en las inversiones que impulsaran su propio futuro político y
social. Por su labor en la desregulación del mercado asegurador fue distinguido
como uno de los 10 Jóvenes Sobresalientes, junto a Gustavo Béliz, Martín
Redrado y Julio Bocca. Y tejió nuevas relaciones. Alberto
Fernández consiguió la protección de Carlos Sánchez, un ‘comodín’ de Cavallo
quien lo hizo su viceministro; luego, en forma simultánea secretario de
Comercio e Inversiones y titular de la Dirección General
Impositiva, apenas explotaron las contrataciones escandalosas a IBM que se
llevaron a Hugo Gaggero, quien llegó a la DGI porque Cavallo quiso preservarlo del derrumbe
del directorio del Nación. Más tarde, Sánchez reemplazó
a Rodolfo Frigeri en la presidencia del Banco de la Provincia de Buenos Aires
y le abrió las puertas a Alberto Fernández, quien tenía muchas ideas para
diversificar los negocios, invocando los privilegios que le otorga al banco el
muy antiguo Pacto de San José de Flores, que sólo Carlos Pellegrini puso en su
lugar. En 1996, Alberto Fernández
desarrolló para Duhalde un muy cuestionable grupo de empresas estatales que se
denominó Grupo Bapro, porque todas tenían como accionista y gerenciador al
Banco de la Provincia
de Buenos Aires. El rol de Alberto Fernández
y los aportes que realizó al entonces gobernador, lograron tanta satisfacción
en Duhalde que éste le pidió, en 1998, que se hiciera cargo de la
administración financiera de su campaña presidencial. Cuando Alberto Fernández
gestionaba las finanzas de la fórmula Duhalde-Ortega, ocurrieron los hechos que
luego investigó la
Procuración de Méjico como ‘caso Inversiones del Sur’ (el
ingreso del cártel de Juárez a la provincia de Buenos Aires, a través de
Mercado Abierto Bank, de Aldo Ducler, muy cercano a Ramón Bautista Ortega). Documentos
secuestrados a narcotraficantes mencionaron la donación de u$s 1 millón a la
campaña de Duhalde Presidente, que administraba Alberto Fernández. El periodista
argentino-estadounidense Andrés Oppenheimer escribió, en su libro sobre la
corrupción y el lavado de dinero en Latinoamérica: “(...) el director de la Fundación
Duhalde-Presidente, Alberto Fernández, me confirmó que Ducler
era un tipo muy cercano a Palito, el número dos de su equipo económico y uno de
los recaudadores de la campaña, antes que se uniera con la campaña de Duhalde.
Es probable que Ducler hubiera recaudado fondos para Ortega a través de la Fundación Sudamericana”. De esa etapa
duhaldista-antimenemista, Alberto Fernández arrastra la relación con Kirchner,
Eduardo Valdéz, Julio Bárbaro, Esteban Righi, Carlos Tomada, Ignacio Chojo
Ortíz y algunos otros que, en octubre de 1998, fundaron el Grupo Calafate. Duhalde le encomendó a
Alberto Fernández pactar con Cavallo el respaldo a la candidatura de Carlos
Ruckauf en la provincia, que parecía que perdía frente a la Alianza. El resultado
del acuerdo fue que a Sánchez lo reemplazó otro ex colaborador de Cavallo:
Ricardo Gutiérrez, quien había sido director de Papel Prensa por Carlos Menem.
Papel Prensa era controlada por Grupo Clarín, y esto permitió el ingreso del
Grupo Bapro a Prima, la empresa informática de Clarín. En el “sistema Bapro”
también estaban Alberto Abad y Alberto Iribarne. Los 3 Albertos resultan una
clave en el poder Kirchnerista. En el año 2000, Alberto Fernández
fue elegido legislador de la
Ciudad de Buenos Aires, integrando la lista ‘sábana’ del
partido Acción por la
República, un grupo de ambiciosos oportunistas que conducía
Cavallo y que tuvo una alianza transitoria con Nueva Dirigencia, de Gustavo
Béliz, llamada Encuentro por la
Ciudad. Si Duhalde había perdido su
candidatura a la Nación
y Cavallo la suya al Gobierno de la
Ciudad había que buscar otros horizontes, y así fue como
Alberto Fernández estrechó su relación con un gobernador que lo escuchó y no
ocultaba sus pretensiones: Néstor Carlos Kirchner, quien con el tiempo se
convertiría en el presidente más corrupto de la historia argentina al igual que
su mujer. El plan de ampliar y
diversificar los negocios del Banco de la Provincia de Buenos Aires, comenzó cuando Rodolfo
Frigeri aún era el titular de la entidad. La relación Duhalde-Frigeri por
alguna razón no prosperó, y cuando Duhalde fue senador nacional a cargo de la Presidencia de la Nación, no convocó al ya
diputado nacional Frigeri a integrar el Ejecutivo Nacional. Provincia Seguros había iniciado sus actividades en 1993, a partir de la reorganización de la Sección Seguros de la Caja de Jubilaciones, Subsidios y Pensiones del Personal del Banco de la Provincia de Buenos Aires, cuyos antecedentes se remontaban a 1961. A la vez, el Bapro
incursionó desde 1992 en el mercado de administradoras de fondos de jubilación
y pensiones, asociándose al Grupo Santander en Orígenes AFJP. El Banco de la Provincia de Buenos Aires poseía el 99,95% de las acciones del Grupo Bapro -el restante 0,05% estaba en manos de la Fundación Banco de la Provincia de Buenos Aires-. El Grupo Bapro era una sociedad holding con actividades de inversión y financieras mediante la participación accionaria en otras sociedades, que se formalizó en 1997 y, el 8 de octubre de 1998, mediante Resolución nº 2.214, recibió una ampliación de capital dispuesta por el Banco de la Provincia de Buenos Aires, que le transfirió las tenencias accionarias y aportes irrevocables del banco en las siguientes sociedades:. • Provincia Seguros S.A. • Orígenes AFJP S.A. • Orígenes Seguros de Retiro S.A. • Orígenes Vivienda S.A. • Provincia Seguros de Vida S.A. • Provincia ART S.A. • Provincia Servicios de Salud S.A. • Provincia Leasing S.A. • Provincia Bursátil. • Provifondos. • Provincia Valores. • Bapro Inversión Directa S.A. • Bapro Mandatos y Negocios S.A. • Bapro Informática y Comunicaciones. • Bapro Medios de Pago S.A. • Bapro Mandatos y Negocios. • Bapro Turismo S.A. • Gerenciar Proyectos y Administración S.A. • Génesis Seguros de Retiro. • Nahuelsat SA. • Emprendimiento Recoleta S.A./ Buenos Aires Design. A Duhalde le interesaba el
modelo porque levantaba la bandera de la no privatización, y podía asignar
negocios en forma discrecional. Alberto Fernández fue vicepresidente del Grupo
Bapro entre 1996 y 2000, presidente de Gerenciar S.A., de Génesis Seguros de
Retiro y de Provincia Salud. Alberto Fernández realizó,
por entonces, muchas operaciones inmobiliarias de Gerenciar: desde la compra de
inmuebles propiedad de Gatic S.A., ubicados sobre la porteña avenida Santa Fe,
por la suma de u$s 4,5 millones en junio de 1996; a la compra del emblemático
inmueble en el partido de Florencio Varela (Pcia. de Bs. As.), ‘la rotonda de
Alpargatas’ propiedad de Alpargatas Calzados SA en u$s 10.000.000 millones. Ninguna de esas operaciones
sumó valor al Bapro que, es necesario recordarlo, terminó necesitado de un
rescate multimillonario que realizaron los contribuyentes bonaerenses. Sin embargo por su labor en
el Grupo Bapro, Alberto Fernández recibió en 1998 el premio Security al
Empresario del Año, lo que provoca muchas dudas sobre la credibilidad de los
premios Security. La operatoria en esos años,
es la que fascinó tanto a De Vido como a Carrió, situación paradojal porque a su
vez, De Vido y Carrió se encontraban enfrentados judicialmente luego de que
Carrió denunciara a De Vido por su presunta participación en negocios no
transparentes de la pesquera Conarpesa. Durante las gestiones peronistas
de Eduardo Duhalde y Carlos Ruckauf, la entidad estatal provincial bonaerense
otorgó cerca de 22.600 créditos por el equivalente a u$s 2.400 millones, de los
cuales la mayoría fueron pesificados en la devaluación asimétrica que Duhalde
envió al Congreso y éste sancionó en febrero de 2002. De esos u$s 2.400 millones, u$s
1.850 millones, es decir el 75% fueron 100% incobrables. Esta situación dejó en
cesación de pagos al Banco de la
Provincia de Buenos Aires, imposibilitado de devolver sus
depósitos y lo transformó en un necesitado del ‘corralito’ y ‘corralón’. Pero Julio De Vido debería
andarse con cuidado. Bapro Seguros tenía una relación patagónica importante:
Vanguardia Compañía Argentina de Seguros S.A., que presidía Juan Carlos Lagar,
con sede legal en Ameghino 642, Río Grande, provincia de Tierra del Fuego.
Lagar fue conocido para los apodados ‘pingüinos’. En el mercado asegurador,
siempre se ha considerado irreparable la documentación perdida en cierto
siniestro que ocurrió en la sede austral de Vanguardia, compañía que luego solicitó
su autoliquidación. No es la única contingencia
ocurrida en el mercado asegurador. Alberto Fernández debe recordar el robo de
la documentación que ocurrió en el despacho del juez federal Jorge Urso,
oportunidad en que desaparecieron los casetes de las escuchas telefónicas sobre
tráfico de influencias entre funcionarios del Gobierno nacional, el ex
Instituto Nacional de Reaseguros y ejecutivos de aseguradoras privadas. El INdeR era denunciado de
exigir sobornos en sus liquidaciones domésticas (nunca ocurrieron denuncias por
el verdadero negocio del ex IndeR: sus negocios en el exterior). Las denuncias
provocaron que varios aseguradores buscaran a Luís Moreno Ocampo como abogado. En un extraordinario pase de
bando, Moreno Ocampo terminó contratado por Domingo Cavallo para investigar,
desde el INdeR la relación de sus ex clientes con el Estado Nacional. En medio
de la conmoción por los acontecimientos del INdeR, Alberto Fernández consideró
oportuno vincular a las pesquisas a la Superintendencia
de Seguros. En esos días en alguna
ocasión, Alberto Fernández anticipó en diálogo ‘al aire’ con un periodista
radial –hoy empresario de medios, amigo suyo-, qué aseguradora debía
investigarse y esto provocó enormes revuelos en el mercado. Luego, Alberto Fernández
emigró al Bapro. Se ignora por qué Jorge Todesca, ex presidente de Bapro
Seguros, nunca cuestionó las decisiones de Alberto Fernández como sí lo hizo
por ejemplo, José Raúl Herrera, otro ex presidente de Provincia Seguros,
fundador del Centro de Estudios del Seguro en la Facultad de Ciencias
Económicas de la UBA,
y ex superintendente de Seguros de la Nación. En esos años, el Grupo Bapro
cerró negocios por cifras millonarias pero sin un modelo de rentabilidad. Acerca de lo que ocurrió
después con el Banco de la
Provincia de Buenos Aires y que provocó la actividad de los
‘sabuesos’ de De Vido, donde se intentó ceder a un fideicomiso $ 5.600 millones
en bonos para cumplir con las normas de valuación de títulos públicos, que
establecía el Banco Central (BCRA) y consolidar su situación patrimonial. La operación implicaría que
el único accionista de la entidad –la provincia de Buenos Aires–, tomara un
crédito con un organismo multilateral y destinara esos fondos al fideicomiso. En marzo de 2003, el BCRA
difundió la
Comunicación A nº 3911, que obligó a los bancos a utilizar el
valor presente de los títulos, estimados según una tasa de descuento que fijaba
la propia autoridad monetaria y que era inferior a la de mercado, para que el
Patrimonio Neto del sistema no resultara perjudicado. Como los Bogar devengaban un
2% anual y la tasa de descuento que establecía el BCRA era superior,
contabilizarlos según el valor presente implicaría una fuerte reducción del
patrimonio. Por eso, la entidad (Bco. Provincia) no cumplió con la A 3911. El Bapro que, vía la Asociación de Bancos
Públicos y Privados de la
Argentina (Abappra, entidad que integra el Bapro), pidió al
BCRA la suspensión de la norma y luego el Bapro reiteró el pedido a título
individual. Desde la gestión del ex presidente del Bapro, Ricardo Gutiérrez, la
entidad incumplió con la A
3911 para que no mermara su patrimonio neto. En parte, la renovación del
mandato de Prat Gay parecía vinculada a un compromiso suyo, vía Alberto Fernández,
se dice, para resolver el problema del Bapro. La Legislatura de la Provincia de Buenos
Aires‚ único accionista de la entidad‚ creará un Fondo Sostén del Valor de los
Bonos Garantizados que el banco tenía en cartera, y que sumaban más de $ 8.000
millones. Para financiar el Fondo se
preveían aportes del Gobierno, de cualquier fuente que se estableciera. La idea
era que el Bapro girara a la
Provincia sus utilidades, hasta las sumas necesarias para que
el Gobierno hiciera frente a los aportes para cubrir inicialmente $ 1.500
millones. Puro maquillaje contable,
para una entidad que se encontraba y aún se encuentra muy mal luego de las desastrosas
gestiones de Duhalde, Ruckauf ,Felipe Solá y hoy en día de Daniel Scioli. En tanto, ocurrió un debate
en el partido opositor ARI: ¿Hay que cargar ahora sobre Alberto Fernández y el
Bapro, tal como lo proponía el presidente del bloque de diputados nacionales
Eduardo Macaluse o era mejor esperar a la campaña electoral, como sugería la
fundadora del partido, Elisa Carrió? Lo verdadero: ¿Cuánto dinero
lleva aplicado el Banco Central al Banco bonaerense? ¿Cuánto dinero le ha
costado el Bapro a los contribuyentes bonaerenses, quienes a la vez soportan
elevados impuestos provinciales? En cualquier caso, más de $ 20.000 millones. ¿Hoy? Sigue más o menos lo mismo. Pequeñas, grandes cosas del peronismo. Armando Maronese |