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El Heredero
Por Armando Maronese - 26 de Junio, 2013, 1:26, Categoría: Corrupción - Violencia
Sergio Massa jugó Casi se podría
decir que es un éxito de todos "y todas" ¿O quién ha solventado cada
paso del intendente devenido en candidato? Años en el ANSES le permitieron al
ex UCeDe aceitar los contactos necesarios con el establishment para situarse
adonde finalmente se ha situado, años repartiendo estratégicamente pauta
publicitaria, para que muchos medios no se hicieran eco de inconvenientes en
sus pagos y rescatasen las bondades. Hoy, Massa disfruta las consecuencias
de haber cooperado a vaciar los fondos jubilatorios de un sinfín de ciudadanos
muchos de los cuales, si no quedara claro esta maniobra, irán incluso a
votarlo. Indiscutidamente hábil –Cristina K también lo fue hasta caer en la
voracidad de una supervivencia inútil-, rápido de reflejos e inescrupuloso
hasta el punto de presentarse como opositor siendo parte de lo actual. Lo nuevo
de lo viejo, que es como decir lo menos viejo pero no lo novedoso. Massa es fruto del oportunismo y
de una característica poco frecuente en la dirigencia argentina: el coraje. Y
es también portador de otra dote inexorable en esos lares: el caradurísmo.
Recuérdese que es el mismo Sergio Massa que se presentó en las legislativas de
2009 sin llegar a asumir nunca su banca… fue un candidato testimonial a favor
de Cristina K. En contrapartida, yace agónica la
figura de Daniel Scioli, endeble, frágil, amorfa. Pensar que hasta hace poco se
probaba el sillón de la
Presidencia respaldado en las ventajas que le otorgaban las
encuestas. Paradojas de la dinámica política. Una dialéctica entreverada, donde
los tiempos no se miden con la común cronología. Detrás de ambos, se teje una
indescifrable trama de negociados a conveniencia. Sin ser triunfadora en los
pronósticos, Cristina Kirchner sale de todos modos y en cierta manera ilesa. De
la impunidad que persigue afanosamente, con Massa está más cerca. Es muy probable que el heredero
de Néstor Kirchner no le vote una reforma constitucional, pero difícilmente le
suelte la mano a la hora de juzgar su gestión presidencial. Hay razones que
unen aunque también es verdad, que las lealtades en este ámbito son similares
al hallazgo de una aguja en un pajar. Lo cierto es que las cartas se
han jugado, aunque aún hay naipes que no aparecen en el tapete ¿Quién guarda
más ases en la manga? La jefe de Estado ha demostrado hasta el hartazgo
(literalmente), sus dotes en ese arte. Sergio Massa es todavía un enigma a
medio develarse. Más oscuridad arroja quizás el actuar de Mauricio Macri que ha
dejado liberada la provincia de Buenos Aires, al tiempo que debió bajar a
Carlos Melconian y a Guillermo Montenegro por capricho de Felipe Solá. Sobre este último sería
interesante hablar… o no. Una figura gastada en la porfía de saberse nada,
porque es así, no es absolutamente nada: ni menemista, ni kirchnerista o tal
vez todo eso junto sintetizado en una palabra: desvergüenza. Y hay demasiada.
Sólo basta recordar el desastre que hizo en la provincia de Buenos Aires cuando
fue gobernador, y no le importó nada. Por momentos, algunas listas
parecen verdaderas asociaciones ilícitas. Es la dirigencia argentina en su faz
más impía. No hay ideas, apenas ambiciones desmedidas y borracheras de poder
que no se justifican ni a sí mismas. Podría resumirse el parecer en un titulo
de cinematografía: "Los sospechosos de siempre" Harto conocidos, parásitos del
Estado, incapaces de conseguir un puesto de trabajo en el sector privado.
Verdaderas garrapatas prendidos a lo público, a los dineros públicos, aplaudidores
de folletín, en definitiva una escenografía muy barata quizás, porque aún no
hemos podido demostrar cuán cara nos sale la Argentina del "qué
me importa" y del "déjalo para mañana". Cuánto tiempo puede estar el
cuadro montado, es un dato que no aporta demasiado. Antes o después, se corre
el maquillaje barato. Y allí está detrás del intendente de zona norte, Darío
Giustozzi, su par de Almirante Brown que llegó a ese cargo de la mano de Florencio
Randazzo. A propósito del ministro del Interior, está claro que al no figurar, asumió
implícitamente su responsabilidad frente al choque de trenes en Castelar ¡Hasta
qué punto hablan los silencios y las ausencias en la política nacional! Asimismo, se alista con Sergio Massa,
Sandro Guzmán, alcalde de Escobar, confeso admirador de Cristina Kirchner y de
su modelo de inclusión nacional y popular. Posiblemente se trate incluso de una
candidatura testimonial que, sin eufemismos, no significa sino un fraude
electoral, otra burla para la sociedad, y van… Que idiotas somos los argentinos
que no sabemos votar. Para corroborar lo rancio de la
lista, aparece Héctor Daer, el típico sindicalista de la "década maldita",
uno de los denominados Gordos de la
CGT y que fuera secretario general de la central obrera en
los 90, y mantuviera aceitadas relaciones con la Alianza después. ¿Qué decir de Ignacio De
Mendiguren? Probablemente, deba volver en breve a refugiarse en su casa de San
Isidro como le sucediera en 2002, cuando participó activamente de la
pesificación asimétrica en contra del pueblo, y muy a su favor. En aquellos
días le estaba vedado salir a la puerta siquiera, porque la gente estaba allí
afuera y no precisamente para agradecerle su gestión. Un exponente más de la
impertérrita genuflexión empresaria que ha hecho y hace tanto daño a una Argentina
desvencijada y llena de vivillos deshonestos por un lado, y por el otro de
idiotas útiles. Posiblemente más que de listas,
se trate de una enumeración caótica de radiografías argentinas. Todos y cada
uno son emergentes de esta sociedad, no llegan desde atrás de las fronteras. En
ese sentido, la crítica se hace casi impertinente sin una introspección moral.
Porque si no son reflejo, están usurpando un lugar que por alguna razón hemos
dejado librado al azar. El Frente Renovador parece ser el
botox de un kirchnerismo trasnochado, intentando disimular las ojeras de los
vicios y los años. Si Sergio Massa no resultara electo, no podría asombrar a
nadie que irrumpa luego en la escena nacional como un Martín Sabbatella más ¿O
acaso éste no compitió también con Kirchner en las elecciones legislativas de
2009? ¿Y cómo terminó? Como un soldado del Frente para la Victoria más. Si Sergio Massa no es Sabbatella,
es apenas porque tuvo en sus manos los fondos estatizados de las AFJP, los
favores de varios banqueros, empresarios, y a Amado Boudou de aliado. Otras
diferencias no hay. Cómo sea hay una certeza:
novedades no hay. Quién quiera entender que entienda y el que no, es un
deshonesto. Por Armando Maronese |