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Del Rodrigazo al Default
Por Ramiro Castiñeira - 11 de Febrero, 2013, 14:16, Categoría: Historia
El Rodrigazo (1975), la Tablita (1978), las
hiperinflaciones (1989/90), el Plan Bonex (1990), el Corralito, el Corralón, el
Default (2001/2002), desde hace unos años nuevamente la inflación y ahora las
restricciones al mercado de cambios, explican en buena medida por qué el sector
privado prefiere ahorrar en dólares y, preferentemente, sin intermediación de
instituciones locales. En números, durante la Convertibilidad,
el sector privado duplicó su ahorro en activos externos. Pasó de 50 mil
millones a 100 mil millones entre 1991 y 2001, que en porcentaje del PBI
implicó un incremento del 25 a
38 por ciento en el periodo. Tras el colapso de la Convertibilidad,
la dolarización continuó en ascenso. El stock de ahorro privado en activos
externos pasó de 100 mil millones en 2001, a poco más de 191 mil millones a fin del
2011, magnitud que en porcentaje del PBI pasó de 38 a 44 por ciento. Los guarismos advierten que
en crisis, sin crisis, con crecimiento, en recesión, con gobiernos liberales o
más heterodoxos, igualmente el sector privado destinó en promedio el 2,9 por
ciento del PBI anual a la compra de dólares (y otros activos externos) durante
las últimas dos décadas. En efecto, desagregado por
períodos, durante el transcurso de la convertibilidad (1991-2001), el sector
privado destinó el 1,9 por ciento del PBI anual a la compra de activos
externos, con un pico de 4,4 por ciento en la crisis del "Tequila" de
1995. 2005, un año de excepción - Luego vino la
crisis de la
Convertibilidad, que disparó la dolarización de privados a un
máximo de 7,7 por ciento del PBI en 2002. En 2003 todavía se mantenía elevada
en 6,9 por ciento del PBI. Si al periodo que duró la Convertibilidad se
suman los años de su crisis (2002-2003), el ritmo de dolarización privada se
eleva a 2,8 por ciento del PBI por año (1991-2003). La recuperación económica
con superávit fiscal y externo, sumada al exitoso canje de deuda pública, llevó
a 2005 ser el único año en que el sector privado no incrementó su dolarización
y prefirió invertir su ahorro en activos locales. Esta preferencia se reflejó
en el brusco descenso del "Riesgo País" a valores similares a los de
Brasil. Pero cuando el cuadro
macroeconómico se comenzó a debilitar, volvió la dolarización. Al repunte de la
inflación, con los años se sumó la pérdida del superávit fiscal, la pérdida del
superávit externo, la reaparición del déficit energético, la pérdida del tipo
de cambio competitivo y como consecuencia, la pérdida de la tasa de
crecimiento. El deterioro macroeconómico
llevó al sector privado a incrementar su ritmo de dolarización ante los mayores
riesgos en la economía. Entre 2003 y 2011 el sector privado destinó en promedio
el 3,2 por ciento del PBI anual a la dolarización de cartera. En 2011 fue del
4,2 por ciento del PBI. Una diferencia entre las
últimas dos décadas, es que si bien el ritmo de dolarización en la post
convertibilidad es mayor al promedio que se observó en los noventa (1,9% del
PBI versus 3,2% del PBI), vale advertir que también aumentó la capacidad de
ahorro de la economía. Este mayor ahorro permitió no sólo marcar nuevos récord
en niveles de inversión respecto de los noventa, sino también incrementar el
ritmo de dolarización. En números, el ahorro (PBI
menos consumo), pasó de 17,6 por ciento del PBI en la convertibilidad, a 27,7
por ciento en la post convertibilidad. Si el ahorro en la convertibilidad era
del 17,6 por ciento del PBI y la dolarización del 1,9 por ciento del PBI,
implica que el 10,8 por ciento del ahorro de la economía se destinaba a la
compra de activos externos. En la Post Convertibilidad,
el ahorro se elevó a 27,7 por ciento del PBI, lo que permitió marcar nuevos
récord de inversión, pero también incrementó el ritmo de dolarización, que
subió a 3,2 por ciento del PBI. La dolarización del periodo fue del 11,6 por
ciento del ahorro, magnitud no muy diferente al 10,8 por ciento del periodo de
la convertibilidad. De hecho, a modo de
ejercicio, manteniendo la proporción de ahorro que se destinó a la dolarización
durante la convertibilidad (10,8 por ciento del ahorro), al mayor nivel de
ahorro en la post convertibilidad (27,7 por ciento del PBI), implica que la
dolarización hubiese aumentado a 3 por ciento del PBI por año. No muy lejos del
3,2 por ciento del PBI que efectivamente se observó. Otro aspecto, no menor, es
cómo se financiaba esta dolarización privada. En los noventa la dolarización de
privados la financiaba el Gobierno. Se endeudaba y vendía empresas para
alimentar el anhelo de dólares del sector privado. Con el tiempo sobrevino el
peor final, a la altura de la década. El Estado financió la salida de capitales
hasta su último aliento, dejando a un Gobierno sobre endeudado y un Banco
Central vaciado, además de un desempleo récord, una industria quebrada y una
pobreza del 50 por ciento. Las restricciones - En la Post Convertibilidad,
la dolarización de privados se financió principalmente con recursos que
generaba el propio sector privado. Simple: se ahorra parte del milagro llamado
soja. Pero para 2011, el deterioro
macroeconómico (pérdida del superávit fiscal, externo, energético, del colchón
cambiario, pérdida del crecimiento económico, inflación del 25 por ciento y
maraña de subsidios), la dolarización privada llegó a 4,2 por ciento del PBI
anticipando el ajuste, magnitud que comenzó nuevamente a insumir las reservas
del BCRA. Cuando el Banco Central perdió u$s 5.000 millones por financiar la
salida de capitales (previo a las elecciones), por no devaluar, llegaron las restricciones
en el mercado de cambios. Las nuevas restricciones al
ahorro en moneda extranjera generaron la reaparición del dólar informal,
actualmente un 32 por ciento superior al oficial ($ 4,72 versus $ 6,24). Este
"dólar" encuentra su oferta desde el ahorro privado acumulado, que
vimos llega a u$s 191 mil millones, 44 por ciento del PBI. En suma, la dolarización no
es un fenómeno nuevo, sino que el sector privado destina en promedio 2,9 por
ciento del PBI a la compra de activos externos, para no exponer todo el ahorro
al riesgo local. La "revolución verde" y los elevados precios
internacionales, permitieron elevar los niveles de dolarización casi un punto
del PBI. Dicho de otra manera, la proporción del ahorro que se dolariza no
varió las últimas décadas (12,8 por ciento), sino lo que varío fue el nivel de
ahorro (del 17 al 27 por ciento del PBI). Por supuesto, a mayor
deterioro macroeconómico, mayor dolarización "preventiva". Regla que
rige tanto en los noventa como en la Post Convertibilidad,
con o sin restricciones en el mercado de cambio. El anhelo de dolarización
privada ahora no afecta a las reservas del Banco Central, pero sigue afectando
a la economía. Al igual que pisar el precio de la energía, es fácil pisar el
precio del dólar, pero es difícil de salir sin una crisis. Por Ramiro Castiñeira (Economista en jefe de Econométrica) |