Calendario
ApúntateCategorías
Archivos
Sindicación |
Debate montonero. Interna en el kirchnerismo
Por Alfredo Leuco - 2 de Diciembre, 2012, 19:49, Categoría: Opinión
Una ley para
indemnizar a militares dividió el bloque K en el Congreso. El vía libre de
Cristina Fernández de Kirchner y cómo se votó. La presidente Cristina Fernández de
Kirchner autorizó a sus diputados más fieles, a votar la media sanción de una
ley que indemniza a los familiares de soldados, militares y policías muertos
durante el ataque de Montoneros a un cuartel. Una jefe de Estado que es acusada
por la ultraderecha más recalcitrante de ser “una yegua montonera” produjo este
hecho político inédito que, además, puso a su bloque de legisladores en
rebeldía al punto que se dividieron en tres posturas distintas. Es lamentable que semejante movida
positiva se haya hecho casi en la clandestinidad y con fuertes presiones para
que nadie se enterara. De hecho, hasta hoy, ni Clarín, ni Tiempo Argentino, ni
Página/12 publicaron una sola línea al respecto. Es un proyecto que se podría
haber utilizado para generar el más interesante y necesario debate sobre la
lucha armada de los 70 y el impacto en los jóvenes actuales. Por ahora se perdió esa gran oportunidad
pero tal vez, estas líneas sirvan para fogonear una discusión que, si se hace
sin dogmas blindados y con el ánimo reparador de no repetir errores ni
horrores, puede ayudar a evitar que la actual fractura expuesta de la sociedad
sea un poco menos grave. Si el Senado la convierte en ley, los
familiares de diez soldados conscriptos, de un sargento y un subteniente del
Ejército, de un policía provincial y de tres civiles, cobrarán 620 mil pesos
como resarcimiento por haber muerto éstos resistiendo el copamiento del
Regimiento de Infantería 29 de Monte, en Formosa, en lo que fue el bautismo de
fuego del Ejército Montonero. El operativo fue encabezado por Raúl
Yaguer y, según el periodista Ceferino Reato, sirvió para que Videla y Massera,
entre otros, le pusieran fecha definitiva al golpe de Estado que el 24 de marzo
de 1976 instalaría un genocidio en nuestro país. Operación Primicia, la rigurosa
investigación de Reato, puso en la superficie un tema que en Formosa es vivido
culturalmente como una cuestión de Estado, y fue tomado como una suerte de
“invasión” de forasteros a un lugar de gente sencilla que duerme la siesta con
las ventanas abiertas y sella los acuerdos con un simple apretón de manos. El libro reveló que la mayoría de las
familias de los 12 integrantes de Montoneros que habían caído en aquel combate,
recibieron indemnización por 12 millones de pesos como víctimas del terrorismo
de Estado y que, en ese carácter, se habían sumado a las listas, las placas y
los homenajes que se les rinden a los detenidos-desaparecidos. El caso más
concreto puede verse en el monumento de Costanera Norte. Todos los 5 de octubre, día de esa masacre
donde murieron 28 personas en total, se conmemora el Día del Soldado Formoseño.
La ceremonia la encabeza el gobernador Gildo Insfrán, integrante del ala
derechista ortodoxa del cristinismo, y participan todos los sectores políticos
y sociales. Es el recuerdo de un hecho dramático que marcó para siempre la
historia de los formoseños. Por eso, fueron dos diputados de ese
distrito, Ricardo Buryaile (UCR) y Juan Carlos Díaz Roig (PJ), los que
presentaron el proyecto que estuvo a punto de caerse y de arrastrar la última
sesión ordinaria de la Cámara.
“Tengo el bloque partido”, se justificaba Agustín Rossi. “Los acuerdos
políticos hay que respetarlos”, replicó Buryaile. Nada hubiera salido sin el motorcito en
el que se convirtió Carlos Kunkel (“un caballero”, según el radical) y sin la
bendición que le dio Cristina Fernández. Es un tema muy delicado para el
cristinismo, donde conviven sectores que combatieron armas en mano y hoy
plantean autocríticas (“macana”, le llamó Kunkel) con otros que endiosan esa
experiencia fracasada y que, hasta peligrosamente, convierten en héroes a
imitar a los guerrilleros en cada oportunidad que tienen. Las distintas posturas de los
cristinistas se expresaron a la hora de votar. De los 97 legisladores propios
presentes, 51 votaron a favor. Kunkel hizo punta y eso que, en aquel momento,
era jefe montonero de la región. No participó del ataque al cuartel porque
estaba detenido. Andrés “Cuervo” Larroque y Eduardo “Wado” de Pedro, los dos
capos de La Cámpora,
se encolumnaron con Kunkel. Los 16 que votaron en contra estuvieron encabezados
por Remo Carlotto, hijo de la presidente de Abuelas de Plaza de Mayo, que ahora
contrató como asesor al juez español inhabilitado por 11 años, Baltasar Garzón. El magistrado, ya convertido en un defensor
de todas las causas oficialistas, recibió el documento que le otorga la
residencia pero no opinó sobre este tema. Si bien Baltasar Garzón sentó en el
banquillo de los acusados a Pinochet y a Scilingo, también persiguió legalmente
a los miembros de la ETA,
quienes igualmente optaron por el foquismo terrorista durante períodos
democráticos, lo mismo que Montoneros. Se opusieron, además, miembros del
Movimiento Evita, como Leonardo Grosso y Adela Segarra, y los dos legisladores
sabbatellistas, pese a que el Partido Comunista que los parió supo condenar con
contundencia a la ultraizquierda de aquella época. Entre las treinta
abstenciones hay que mencionar a Edgardo Depetri y Agustín Rossi, dirigentes de
Unidos y Organizados, y un caso muy particular, el de Horacio Pietragalla que
si bien integra La Cámpora,
se diferenció por cuestiones familiares: sus padres desaparecidos fueron parte
del comando del Ejército Montonero que se mandó esa “macana”, al decir de
Kunkel. Es para una película de espionaje registrar
que, además de Kunkel, hubo otro importante miembro de Montoneros que se puso
el proyecto al hombro y recorrió el país explicando a sus viejos camaradas la
intención: José “Yuse” Estigarribia, el paraguayo que hoy vive en Suecia, donde
se quedó luego del exilio y cuya hija fue elegida diputada en ese país. Él se
entrevistó con Cristina Fernández y Kunkel y resolvieron apoyar la idea de
Ricardo Buryaile, que fue el primero en ocuparse en 2010, cuando su proyecto
original perdió estado parlamentario. Algo muy profundo ocurrió en la cultura
montonera, aunque en la superficie casi nadie haya mencionado el tema. Es un
desafío intelectual y político extraordinario que seguramente encontrará su
cauce de polémica más temprano que tarde. No hubo dos demonios, eso está claro.
¿Hay que mirar con compasión o ser crudamente críticos de aquellas formaciones
especiales que apoyaron primero y luego enfrentaron a Perón? ¿Era correcta la
idea de profundizar las contradicciones porque combatir contra las Fuerzas
Armadas era más “claro” para el pueblo que enfrentar a Isabel Martínez de Perón?
¿Hay sectores minoritarios del cristinismo que, en voz baja, aún reivindican el
crimen como instrumento de la lucha por el poder? Por Alfredo Leuco
|