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Ahora quieren que vuelva Repsol a YPF
Por Armando Maronese - 29 de Noviembre, 2012, 23:47, Categoría: Corrupción - Violencia
Que obvia y veleta es Cristina Kirchner.
Para volver Repsol a YPF, pide la cabeza de Brufau, como si éste hubiera sido
el cuco pecador. Ya lo dijo Cristina Fernández de Kirchner: ella no cree
en la autocrítica. Para ella, la autocrítica es una exhibición
intolerable de debilidad o, peor aún, el presagio del derrumbe. Por lo tanto, la Presidente de la Nación no puede aceptar que
se equivocó expropiando Aerolíneas Argentinas/Austral Líneas Aéreas (un
agujero negro que derrocha recursos indispensables para otros objetivos de
política económica) y erró expropiando
YPF. Aerolíneas
Argentinas no tiene a quién endosársela porque Grupo Marsans ya no existe, Pascual González Arias murió y la
productividad de la compañía es tan negativa que ninguna empresa aerocomercial eficiente del mundo, se interesa en ese
residuo aerocomercial gobernado por malos sindicalistas y funcionarios
inescrupulosos y corruptos. YPF
no tiene cómo conseguir dinero, salvo el que les roba a los jubilados en la ANSeS. El
futuro de ellos. Sin dinero no puede explorar ni ampliar su producción. Por lo
tanto, no puede reducir el quebranto energético que tanto creció con los
Kirchner en el poder. YPF
no consigue dinero en el volumen que precisan sus proyectos ni de las grandes
petroleras, ni de las medianas ni de los audaces capitales de riesgo.
YPF solo puede sacarle dinero a la
ANSeS y al Banco de la Nación Argentina.
Considerando que los Kirchner terminaron de debilitar el mercado de capitales
domésticos, es poco y nada lo que YPF puede conseguir en ese nicho. Tampoco puede sacar dinero del Banco Central,
pues ya lo ha vaciado. Es obvio que con esos
recursos no alcanza. Probablemente, si
Cristina Kirchner hubiera modificado varias leyes que aconsejó cambiar Chevron hubiese
logrado agitar un poco más el mercado, pero
hubiese destrozado el cepo cambiario vigente que ella se niega a
reconocer como restricciones. Pero
Repsol bloqueó judicialmente a Chevron, y las novedades judiciales que llegaron desde Nueva York impiden cualquier
flujo financiero. Así fue como comenzaron,
puertas adentro, los diálogos sobre el regreso de Repsol, pero apelando a un diálogo con el gobierno del
Partido Popular español, no con la compañía, que ha presentado una
demanda en defensa de los derechos de los accionistas, ante el tribunal
arbitral del Banco Mundial, el Ciadi. Cristina
Fernández insiste en tratar a Repsol como si fuese una empresa estatal
española, cuando no es así. Error fenomenal de los que no quieren ver.
No hay pertenencia de Repsol al Estado español. Los dueños de Repsol son fondos
de inversión. Y algunos hasta podrían entrar en esa categoría que ella
aborrece. Los gobernadores que
apoyaron la expropiación de YPF, se encuentran o desencantados o furiosos con
los resultados de la experiencia cristinista en la empresa: nada de lo que les prometieron fue cumplido.
Y además, perdieron un prestamista de
última instancia que era Repsol, mucho más eficiente que el Tesoro Nacional. Cuando el Estado Nacional
enviaba los fondos, ellos cancelaban con Repsol. Nada de todo eso fue explicado
a la opinión pública y prevaleció el discurso de legisladores que escandalizan a la inteligencia y violentan el sentido
común, poniendo a diario en riesgo la democracia representativa por la
escasa credibilidad que ellos atesoran. Los
legisladores argentinos son, en general, la demostración más preocupante de la
ausencia de preparación, esfuerzo y liderazgo entre los dirigentes argentinos. Si
España convenciera a Repsol que regrese al comando de YPF ¿Cómo explicárselo a
la opinión pública argentina? Eso es lo que preocupa a Cristina
Fernández de Kirchner. Ocurría algo
similar con Néstor Kirchner, y fue el motivo por el que nunca actualizó las
tarifas de servicios públicos, sin importarle el deterioro que ocurría en la
infraestructura que terminó provocando el enojo de la clase media a la
que él creía que seducía subsidiando. Un disparate lo del Frente para la Victoria: tanto dinero malgastó en subsidios a los
porteños y bonaerenses... que terminaron marchando en el 8N pidiendo la cabeza
de Cristina Fernández, la presidente de Argentina. Pero Cristina Fernández se enorgullece de imitar todos los desaciertos de su
marido, presuntamente muerto y digo presuntamente, pues nadie vio su cadáver.
Ahora hay que buscar un cadáver a quien culpar por todo, y el catalán Antoni Brufau es el candidato de la Argentina. El
razonamiento es que sin él en escena,
podría explicarse que hay una nueva relación entre Cristina Fernández y España. No es tan sencillo. Néstor Kirchner pudo traicionar a Alfonso
Cortina en un cambio de administración de José María Aznar al incompetente José Luís Rodríguez Zapatero. Y es cierto que Brufau no goza del
respaldo de los 'populares' en
el poder, porque él es un rezago de los socialistas. Pero Brufau no solamente
ha demostrado con creces que él es un sobreviviente, sino que su permanencia
depende de los catalanes de La Caixa, y hoy día
hay mucho ajetreo entre Barcelona y Madrid. Es más, los catalanes están
pidiendo su independencia. Algo más: Brufau acaba de superar una embestida en
agosto/septiembre... Lo que también se dice en
Madrid, es que si los partidarios corruptos de Cristina Fernández no consiguen
la cabeza de Brufau, pueden apelar a cualquiera de sus irracionalidades. Un
tema para seguir. En ese contexto es interesante leer a Antonio Maqueda, de la web madrileña Voz Populi: "Repsol y Argentina buscan una fórmula con la que compensar a la
petrolera española tras la expropiación de YPF. Tal y como adelantó ayer
Vozpópuli, el Gobierno argentino ha llegado a la firme conclusión de que no
podrá solventar sus dificultades energéticas a menos que pacte con la compañía
que preside Antonio Brufau. El problema consiste en que
los argentinos no tienen dinero para indemnizar a la multinacional española.
Quizás se podrían emplear títulos de deuda pública. Pero esa opción puede no
ser suficiente. Los bonos del Estado argentino ofrecen muy poca credibilidad
después del impago del país hace una década. De hecho, el jueves 22/11 se
conocía una sentencia de un tribunal de Nueva Cork, que obliga a Argentina a
pagar unos 1.000 millones de euros a los fondos de inversión que rehusaron entonces
restructurar su deuda. Otra posibilidad es que
Repsol permita que entre un tercero, y los españoles se lleven una parte de los
beneficios de éste o incluso sean socios. Sin embargo, ahí el margen parece
bastante estrecho. La tercera alternativa es
que Repsol vuelva. Pero eso no puede hacerse de cualquier forma, pues dejaría
en evidencia a Cristina Fernández de Kirchner después de haber difamado día sí
y día también a la petrolera española. Para conseguir esto, habría
que articular algún formato de regreso que demostrase que la Presidente argentina
tenía la razón y, por lo tanto, Repsol retornaría de cara a la opinión pública
argentina con el rabo entre las piernas. Con ese fin se podría
instrumentar algún tipo de desembolso de la petrolera española que ‘compensase’
al Gobierno argentino, y se 'devolviese' a la española más adelante. Esta
última baza podría, sin embargo, tener un precio añadido: la destitución de
Brufau. Las relaciones entre Brufau y Fernández - El
presidente de YPF, Miguel Galuccio, ha forzado la mano de los peronistas y ha
conseguido que la presidente Cristina Fernández de Kirchner acepte que la única
solución para la carestía de suministro del país sea negociar con Repsol. Y
entre las posibilidades que baraja el alto ejecutivo argentino, se encuentra el
regreso de la compañía española a Argentina. Pero en esta historia el
presidente de Repsol, Antonio Brufau, se la juega. Las relaciones con los
argentinos se rompieron tras la expropiación y ahora Fernández de Kirchner no
podría admitir que vuelva Repsol con Brufau al frente. Para mayor deshonestidad, el
Gobierno argentino ha iniciado los contactos intentando saltarse a Brufau. Así
que parte de las conversaciones están ocurriendo a espaldas del directivo,
quien teme por su cabeza. En una entrevista
concedida a El País, afirmaba: “No parece muy lógico que la parte que inicia el
conflicto sea la que pide que cambien al interlocutor en la negociación. Esto
no es un tema personal, sino entre Repsol y el Estado argentino y la prioridad
es que esta casa recupere lo que es suyo. Pero si fuese cierto, el día que
hayamos recuperado lo que es nuestro, ese mismo día convoco el consejo de
administración y le pongo mi cargo a disposición. Ese día”." No antes. Luego, un tema que puede
ubicar todo en su verdadero contexto, y que con certeza no desconocerá Jesús Cacho, el jefe del redactor
Maqueda: el tiempo juega en contra de
Cristina Fernández e YPF, no tanto de Brufau y Repsol. Cristina Kirchner
puede intentar exhibir una fortaleza falsa. Quien precisa inversiones con
desesperación y resolver el problema es YPF, no Repsol. Es importante tenerlo
en cuenta porque, de lo contrario, parecería
que el tiempo corre en contra de Repsol, y eso fue así antes de la
expropiación, no ahora, y menos con un recurso judicial favorable contra
Chevron, la única posibilidad cierta que tenía YPF. Por Armando Maronese
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