Calendario
ApúntateCategorías
Archivos
Sindicación |
Axel Kisillof un pobre tipo con sueños de grandeza
Por Edgar Mainhard - 17 de Noviembre, 2012, 17:52, Categoría: Opinión
Axel Kicillof es un personaje que hasta
no hace mucho tiempo, 'pintaba' para más. Ahora se ha diluido. Agradecidos,
Julio De Vido y Roberto Baratta. De Guatemala a Guatepeor. En el blog 2015 se
escribió acerca de la edulcorada biografía de Kicillof que llegó a las
librerías: El Creyente – ¿Quién es Axel Kicillof?, por Ezequiel
Burgo, Espejo de la
Argentina / Planeta, 2012, 200 páginas. Axel Kicillof: En términos de estructura
de poder, él ya fue. Demorará un poco más o un poco más en formalizarse pero
que pase el que sigue. Ezequiel Burgo y la gente de Planeta tienen un considerable
problema por delante: cuando el texto
llegó a los puntos de venta, la atracción por Axel Kicillof ha comenzado a
evaporarse. El superinfluyente funcionario que
parecía destinado a rescatar al Frente para la Victoria de su confusión
acerca de cómo reciclar el ‘modelo’ de Jorge Remes Lenicov y Roberto
Lavagna, resultó más efímero de
lo que se suponía. En verdad, Kicillof se sobrevaluó,
resultó algo así como una ‘burbuja’ que muchos compraron y nadie le
devolverá el valor de su inversión, Cristina
Fernández de Kirchner incluída. Por lo tanto, Burgo y Planeta deben amortizar con cierta premura. En especial porque es un relato que
intenta ubicarse neutral, con final abierto, y sin inmiscuirse en la
profundidad del disparate del supuesto estudioso de Lord John Keynes. El texto de Burgo es ameno y puede
interesar a quienes encuentran alguna relevancia en la
estudiantina pero si fuese correcta la recopilación informativa del
periodista del diario Clarín, Kicillof se encuentra liquidado. Un ministro de Economía que carece de inserción política propia en la
fuerza partidaria gobernante y que no tiene vínculo con las corporaciones que
tienen poder real, es apenas un apéndice de la Presidente de la Nación, personaje al
que se atribuyen algunos caprichos
intelectuales, entre los que se cuenta a Kicillof, y a quien más temprano que
tarde le exigirá resultados. Ya
ocurrió con Hernán Lorenzino y
miren cómo termino... de escribiente de tuits contra José Manuel De la Sota. Precisamente, la ausencia de resultados
es el problema de Kicillof. Su experiencia se asemeja a los casos de esas
empresas de Internet que prometían fortunas en tiempos futuros pero cuando
cambió el ciclo económico, en los años ’90, no pudieron sostenerse. Los motivos de
la ausencia de resultados de Kicillof y cómo se prepara él para ese escenario
es lo que no explica Burgo, acotando así las expectativas sobre el libro de
Planeta. Que Kicillof se asume como un
keynesiano en el siglo 21, es bastante conocido, y si eso es bueno o malo resulta
muy difícil anticiparlo porque en la política económica mandan los resultados. Sin embargo, de la lectura del texto de
Burgo puede inferirse que Kicillof es
un personaje peligroso por su afán de trascendencia. Peligroso porque él se encuentra dispuesto a todo con tal de
que le reconozcan aquello que él cree que es. Antes de ser funcionario, cuenta Burgo,
Kicillof encontró distorsiones en la elaboración de los índices de variación de
precios del INdEC, pero estuvo dispuesto a dejar de lado sus apreciaciones con
tal de lograr un espacio de poder en el Palacio de Hacienda. Por lo tanto, Kicillof tiene precio. Ni siquiera es un precio exorbitante. Y, en
términos de Keynes, pareciera ser un
precio muy bajo. Pero no es el único problema del economista de la Universidad de Buenos
Aires. El
conflicto - Si en 2007 Kicillof denunció en el diario La
Nación que el kirchnerismo carecía de un
plan para su política económica: 1. ¿Qué cambió
desde entonces, más allá de que por entonces él estaba que le permita escapar
de la insoportable coyunturalidad en que se desenvuelve? 2. ¿Por qué
era malo que el gobierno careciera de plan en 2007 y no es negativo que el
gobierno carezca de plan en 2012? El texto de Burgo es una biografía
supuestamente no autorizada de Kicillof, que no polemiza acerca de sus
elucubraciones, decisión que le quita interés al libro porque Kicillof es polémico
y parece sentirse cómodo en ese rol, porque el público potencial de ese libro
podría resultar el que simpatizó con el #8N y que podría declararse
decepcionado con lo que encontrará en el libro que hasta en su título trata con
exagerado respeto a Kicillof: “El creyente”, una apuesta
neutral, un concepto que, en sí mismo, puede resultar hasta una virtud. Pero el ‘modelo’ de Lavagna tenía
un eje en la subcotización del peso
argentino respecto del dólar estadounidense, y el boceto de Kicillof,
que no llega a ser 'modelo' tiene una sobre cotización múltiple:
todos los tipos de cambio (Kicillof cree en el desdoblamiento) se encuentran
rezagados respecto de la evolución de la inflación y la involución de las
reservas del Banco Central, excepto el denominado ‘contado
con liquidación’, que los funcionarios económicos aborrecen. Ahí hay un
problema que Kicillof no resuelve. El otro es del déficit energético. Pero con el dólar sobrevalorado, se
supone que el consumo arrastra a la economía (el Frente para la Victoria denomina a esa
situación ‘economía de desarrollo') y prescinde de resolver el problema
histórico argentino que es la dependencia del capital externo que precisa la
economía argentina para financiar sus necesidades. Dólar caro + dólar en
cantidad insuficiente construyen un
círculo defectuoso. Al menos
tendría que haber conseguido que los propietarios de capital doméstico
eligieran voluntariamente no fugar más divisas. Y no lo consiguieron. Es más:
ni siquiera se lo plantearon como objetivo de la política económica, que ha
expulsado capital en forma ininterrumpida desde 2003, más allá de un decadente
discurso voluntarista. El dinero que se imprime sin respaldo no alcanza para financiar un proceso de
desarrollo. Kicillof está liquidado porque le prometió a Cristina Fernández
algo diferente, y la presidente se encuentra out porque Kicillof
era su última oportunidad luego de Martín
Lousteau, Carlos Fernández y Amado Boudou. La economía del consumo interno está
derivando en un ciclo de escasa inversión directa fija, y si eso consolida la
tendencia a que el ajuste es por precios y no por cantidad. Más inflación, más conflicto social. El
conflicto social escala en intensidad y consume a Cristina y a Kicillof. Es tan
sencillo que no se entiende cómo es que no lo ven. Los
'80 - A causa de su conocimiento de
la UCR, Burgo
tendría que haber evitado intentar comparar a Kicillof con Juan Sourrouille. Cuando Juan Sourrouille, Adolfo Canitrot y José Luis Machinea llegaron a
la Administración Alfonsín
tenían un prestigio en los centros de investigación del que carece Kicillof,
quien nunca podría ejecutar una
compleja reforma monetaria tal como fue el Plan Austral, cuyo fracaso
fue por motivos de sobre gasto público -igual que le ocurrió a la
convertibilidad con paridad fija- pero no de déficit en la elaboración y
ejecución de la reforma. Fue el reconocimiento técnico hacia
Sourrouille el motivo del apoyo sostenido de Paul Volcker, por entonces presidente de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal,
al Austral. Kicillof representa un
voluntarismo más cercano a Bernardo
Grinspun y J. J. Alfredo Concepción, desplazados por la
tecnocracia de Sourrouille, Canitrot, Machinea, Pablo Guerchunoff, Daniel Heymann, Carlos Bonvecchi, Daniel Marx, Roberto
Eilbaum, y otros. Burgo plantea en el texto un Kicillof en
transición y no arriesga escenarios pero esa precaución tan negativa como errar
en la apuesta, a menos que él ya se haya planteado escribir una 2da. parte.
Burgo sí plantea la contradicción de Kicillof, un marxista que pertenece una
Administración que formentó la concentración económica como pocas veces en la
historia. Pero Kicillof vive en contradicciones
peores: * por un lado, el
amiguismo que practica y que repudia la
meritocracia, lo único que podría distinguirlo y ayudarlo en un gobierno
de mediocres; y * por otra parte, la corrupción que lo rodea y que lo hace quedar como otro cándido
Gustavo Béliz en los años de Carlos
Menem, porque el Béliz de Néstor Kirchner fue un poco diferente. Frente a esta realidad, es hasta
irrelevante el fracaso de los pronósticos de Kicillof acerca de Aerolíneas
Argentinas o su tontería de que los grandes procesos de expansión local fueron
con 2 dígitos de inflación anual. En términos de estructura de poder, él ya
fue. Demorará un poco más o un poco más en formalizarse pero que pase el que
sigue. Por Edgar Mainhard
|