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La cuestión capital
Por Armando Maronese - 29 de Septiembre, 2012, 2:29, Categoría: Historia
La cuestión capital fue un
problema que tuvo Argentina aún antes de organizarse como Estado independiente
desde 1810, y si bien la
Constitución de 1853 estableció que sería la ciudad de Buenos
Aires la capital nacional, en ese momento la provincia a la que pertenecía
(Buenos Aires), se hallaba separada del resto de la Confederación. La demarcación del
territorio que comprendería la capital fue aclarado por ley: era la zona
ubicada entre el Río de La Plata
y la isla de Martín García, incluyendo sus canales; luego se extendía entre el
río de las Conchas y Puente Márquez, trazando allí una imaginaria línea con
dirección sureste, que incluía a la
Ensenada de Barragán. Esta ley fue rechazada, designándose
como capital a Paraná y federalizándose la provincia de Entre Ríos el 12 de
diciembre de 1853. Es por ello que el Presidente Urquiza sentó la sede de su
gobierno en la ciudad de Paraná (Entre Ríos). La federalización de la
provincia de Entre Ríos fue legalmente derogada en 1858, siguiendo Paraná como
capital. Buenos Aires se unió a la Confederación en
1860, pero aún así los porteños no tenían intención de entregar la ciudad de
Buenos Aires para convertirla en capital, y por lo tanto residencia de las
máximas autoridades del país, porque al federalizarse perdería autonomía y
debería compartir su asentamiento con las autoridades provinciales. Los porteños al permitirse
que con su incorporación al resto del país propusieran reformas al texto
constitucional elaborado sin su participación, lograron reformar el artículo 3,
que pasó a expresar que la residencia de las autoridades federales sería la
ciudad que una ley determine como capital. El proyecto del diputado Leiva en
1861 de convertir a Paraná en capital definitiva, no prosperó. Las opiniones a este
respecto, estaban divididas cuando Mitre asumió el poder tras la batalla de
Pavón. Mitre, aunque era representante del liberalismo porteño, encabezó una
postura llamada nacionalista, que estaba a favor de ceder la ciudad de Buenos
aires para que fuera capital. Las razones reales eran que no quería gobernar
desde Paraná ya que estaba bajo la influencia de su enemigo, Urquiza. Sus
seguidores se denominaron nacionalistas, chupandinos o cocidos, mientras otro
sector cuyo líder era Adolfo Alsina al frente de sus autonomistas, se oponían a
ello. Sus integrantes se denominaron autonomistas, pandilleros o crudos. El acuerdo se logró al
aprobarse la “Ley de Compromiso” en el mes de octubre de 1862, por la cual
Buenos Aires albergaría a las autoridades nacionales pero sólo como huéspedes
por cinco años. Eso daba un lapso de tiempo para buscar otro lugar de
emplazamiento, tarea que fue muy complicada. Se propusieron diversas ciudades
que fueron vetadas presidencialmente, como Bell Ville en Córdoba, o Rosario en
Santa Fe, ésta última a propuesta del diputado Quintana. Es por ello que
vencido el término de cinco años las autoridades federales no cambiaron su
sede, aunque hubieran perdido la calidad de huéspedes. La cuestión no tuvo
demasiados contratiempos hasta que asumió la presidencia Nicolás Avellaneda. Su
oponente, Mitre, se levantó contra él al no aceptar que fuera derrotado en las
elecciones por los federales. A pesar de todo, sería durante este gobierno, el
de Avellaneda, en que se resolvería la cuestión ya que este presidente presentó
un proyecto legislativo el 24 de agosto de 1880 por el cual se convertía
definitivamente a la ciudad de Buenos Aires en capital nacional. La ley se
aprobó el 21 de septiembre de ese año, en que nuevamente se desató un conflicto
al plantearse la sucesión a la presidencia de Avellaneda. Apoyado por las autoridades
nacionales el triunfo fue para Julio A. Roca, pero su oponente, Carlos Tejedor,
unitario y gobernador de Buenos Aires, se alzó en armas. Aunque fue vencido,
para acallar los ánimos y nuevas revueltas, Avellaneda por decreto designó al
barrio actual de Belgrano como nuevo lugar de residencia, aunque transitorio.
El nuevo presidente, Julio Roca promulgó el 6 de diciembre de 1880, la ley
aprobada durante la presidencia de su antecesor, y Buenos aires se convirtió en
capital. Para evitar la coexistencia en un mismo lugar de las autoridades nacionales y provinciales, el nuevo gobernador de Buenos Aires Dardo Rocha, fundó el 19 de noviembre de 1882 la ciudad de La Plata, destinada a ser capital de la provincia de Buenos Aires y lugar de asentamiento de las autoridades provinciales. Por Armando Maronese
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