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El grito de Córdoba
Por Alfredo Leuco - 12 de Agosto, 2012, 0:27, Categoría: Opinión
La provincia de Córdoba generó un gesto de rebeldía muy
fuerte contra la presidente Cristina Fernández de Kirchner Mediante una ley con amplio apoyo de la oposición,
resolvió renunciar al Pacto Federal que le permite al estado nacional sacarle
el 15% de la coparticipación para financiar el sistema jubilatorio nacional. Hace 20 años que se firmó ese acuerdo, pero el gobernador José Manuel de la Sota y la inmensa mayoría de
los cordobeses, se cansaron del maltrato al que fueron sometidos por el
kirchnerismo. Por eso pateó el tablero. Y por eso, la ley fue acompañada por el
radicalismo y el juecismo y un bloque vecinal. Porque
Córdoba se siente discriminada y castigada por Cristina Kirchner. Hay que decir
también que los opositores respaldaron los reclamos de los cordobeses, pero
simultáneamente fueron muy duros en sus críticas hacia el propio De la Sota. Lo acusan de
reclamarle federalismo a la
Nación pero de ejercer un duro centralismo hacia los
municipios. Pero la mayoría de los legisladores pusieron como corresponde, por
encima de todo, su condición de representantes de los cordobeses y aprobaron la
ley que está llamada disparar un gran debate. Porque
Córdoba hizo punta, fue la primera. Pero la Santa Fe de Antonio Bonfatti, que tiene el mismo
problema podría hacer lo mismo, o la ciudad de Buenos Aires de Mauricio Macri o
la provincia de Daniel Scioli. Todas están padeciendo el mismo problema: el
asesinato del federalismo. Lo
dijo Hermes Binner con mucha sencillez y precisión: “el gobierno nacional
concentra riquezas y distribuye obligaciones”. Es de un unitarismo feroz e
implacable. La ley dice que Cristina debería repartir el 34,6% de los fondos
coparticipables y, con suerte, en algunos casos apenas se llega al 28%. Estamos
hablando de verdaderas fortunas que pertenecen a las provincias y que se las
queda el gobierno nacional. Y encima, no paga las deudas que tiene con las
provincias. Es que utiliza esa caja y esos fondos para disciplinar. Para
ordenar subordinación y valor a los gobernadores, en una clara violación de la
soberanía popular de las provincias. El cristinismo no entiende otra forma de
relacionarse que la sumisión y el acatamiento. Anoche en la legislatura
cordobesa, Ricardo Sosa, dijo que el gobierno nacional no discute, no dialoga y
no negocia. Solo convoca a escuchar. Eso
dijo. Y yo le agregaría que sólo llama a los gobernadores para escuchar y para
aplaudir las genialidades que dice la presidente. Pero miran para otro lado
cuando De la Sota
o Bonfatti le reclaman deudas millonarias que los cordobeses y los santafesinos
necesitan con urgencia. Y repito: no están pidiendo un préstamo. Ese dinero no
es del gobierno nacional. Es de las provincias. Esto viene generando una
situación de mucha tensión con todos los distritos. Los pueblos del interior
comienzan a levantar la voz, tal como ocurrió durante la 125. Sienten que les
meten la mano en el bolsillo y no les devuelven lo que les corresponde. Santa
Fe y Córdoba ya reclamaron ante la Corte Suprema por las deudas. Pero ahora Córdoba
volverá a la carga si la Nación
no deja de retenerle el 15 % del pacto federal al que anoche renunció. Fue una
sesión histórica. Se criticó a los diputados nacionales kirchneristas de
Córdoba, por esconderse debajo de las polleras de Cristina Fernández. Lo mismo
que hicieron ayer los representantes porteños en el tema del Banco Ciudad.
Votaron una clara discriminación contra los habitantes de esta ciudad que ellos
deberían defender. Pero
así es el sistema de mando de Cristina Kirchner. No permite ni un mínimo matiz.
Verticalismo a ultranza. Anoche, por primera vez participó un gobernador en el
recinto de la Unicameral
de la docta. Los opositores, insisto, apoyaron el reclamo provincial pero
marcaron siempre las diferencias y las distancias con De la Sota. Querían evitar
que se llevara todo el rédito de haberse plantado con firmeza frente a Cristina
Kirchner. Esos gestos siempre son valorados por todos. A nadie le gusta tener
un intendente o un gobernador que se arrodille ante el poder central. La
historia de Córdoba es la historia de la rebeldía. Siempre fue más combativa
que dócil. Ayer, Córdoba desafió a la presidente de la Nación. Después
de quejarse porque no se escuchan sus reclamos, resolvió levantar la voz y pegar
un grito. El grito de Córdoba. Por Alfredo Leuco |