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Teoría de la Auto destitución
Por Germán Berizzo - 16 de Julio, 2012, 16:57, Categoría: Corrupción - Violencia
El helicóptero
presidencial, una imagen famosa y preocupante en la Argentina contemporánea. .
. . SAN CARLOS DE BARILOCHE - ¿Puede ser que estemos presenciando el
proceso de auto destitución del Gobierno? Charlando con un amigo y tratando de
explicar las inexplicables actitudes del Gobierno, se nos fue atragantando la
tostada al concluir que la inteligencia existente en el ejecutivo no puede
permitir semejante avance de la sinrazón, salvo que sea parte de una estrategia
para auto destituirse y no enfrentar las consecuencias del desastre a donde nos
han conducido. No se puede evitar pensar de esta manera,
cuando la historia demuestra que un Perón
que comenzaba a agotarse y a agotar a la sociedad, tuvo la fortuna de ser
eternizado por el golpe del '55, con sus consecuencias políticas y sociales. Lo mismo vale para el peronismo Isabelino
que "des"-gobernó hasta 1976 dejando miles de muertos como
consecuencia de sus riñas internas y un proceso inflacionario que duró hasta el
fin del mandato de Alfonsín. Mejor
dicho: destruyó a Alfonsín. Solamente la ilegalidad de los actos del
Proceso, sumadas a las consecuencias económicas nefastas de la gestión de
Martinez de Hoz, pudieron hacer posible la recuperación política del peronismo
que, aún sin lograr el ejecutivo en 1983, obtuvo la mayoría en el Senado como
para impedir cualquier reforma estructural por parte de Alfonsín. Menem es otra
historia. Contradiciendo la creencia popular que dice que engañó al electorado
con propuestas populistas que nunca cumplió, hay sobrados testimonios que ya
desde su interna contra Cafiero,
anunciaba privatizaciones y un manejo más liberal (en lo económico) de la
gestión pública. Aún así, su engolosinamiento con la convertibilidad y su
irresponsable apego al déficit fiscal, sumado al nulo apoyo a Duhalde para lograr la presidencia, le
permitieron al peronismo no hacerse cargo otra vez de sus propios desaguisados.
Pagó De la Rúa, aunque con méritos
propios como para llevar las cosas al punto al que las llevó y deber desertar
de la gestión. Una mención de aprobación a Duhalde por
la calidad del manejo de una crisis que parecía terminal, y un severo
cuestionamiento por haber manoteado cualquier cosa para utilizar de títere, una
vez fuera del poder formal. Títere que lo descabezó de inmediato (Y debe haber
costado descabezar a Duhalde) convirtiéndose en Chasman o algo así. La realidad, es que la década de Kirchner fue puro verso y escenografía.
Parado sobre el stock de inversiones residuales de la década del 90, con un PBI
abatido a casi un tercio del pico del PBI de 1998, con capacidad instalada (industrial,
agropecuaria, energética y de comunicaciones) intacta, con la devaluación
realizada y competitividad externa extrema, cualquier gil hubiese sido Gardel y
si sumamos el precio de la soja se podría sumar Le Pera. Pratt
Gay manejó acertadamente el nivel de expansión de la base monetaria y Lavagna piloteó con prudencia. Pero si
medimos el incremento del PBI a moneda constante tomando como base el pico de
1998 y no el pozo de 2002, podremos apreciar que el crecimiento de Argentina
entre 1998 y 2011 fue igual a cero. Es como si comparáramos a un obeso forzado
al hambre, a comenzar a comer galletitas Criollitas. Le sabrán deliciosas y se
contentará con ellas. Eso le pasó a buena parte de la sociedad argentina, tan
zonza y engrupida. Pero la
cuádruple amenaza acechaba. Inflación. Revaluación del peso. Déficit Fiscal.
Déficit de la Balanza
de Pagos. Cada uno a su tiempo. Ni la soja ni la complementación automotriz con
Brasil pueden contra ellos. Porque es simple análisis matemático. Oferta
monetaria por encima de PBI es inflación, aquí y en la China. Tipo de cambio
que no acompañe la inflación es retraso y pérdida de competitividad. Pérdida de
competitividad es déficit comercial y caída en la actividad. Caída en la
actividad es, tarde o temprano, déficit fiscal, especialmente cuando se acabó
el stock de las inversiones noventistas y hay que seguir subsidiando la fiesta
porque se aproximan las elecciones. Lo mejor es
negar todo. Y ahí aparece Moreno, que con su simple bestialidad quita de
un plumazo cualquier herramienta para analizar seriamente la realidad argentina
y corregir sus defectos. En este marco gana Cristina Fernández. Pero con el poder real de Kirchner atrás, la incapacidad de la gestión se controlaba un poco.
El rumbo seguía siendo de colisión pero la velocidad era más lenta. Luego, la
125, los breves períodos de los ministros y el contraataque de Néstor Kirchner a
los medios responsables de informar sobre una realidad que él no quería
aceptar. Y como siempre, al peronismo lo salva una muerte oportuna. Néstor Kirchner
prócer y solidaridad con su viuda, quien carente de contención política,
relanza su propio yo. Su desagradable yo real. Y llegamos a hoy. Duplicados y hasta triplicados los precios,
frenadas las exportaciones, escasas las divisas, descontrolada la emisión, sin
recursos que manotear al alcance de la mano, se vuelve al sistema Moreno.
O al sistema Cristina Fernández de Kirchner, que parece peor,
porque su visión de la política es meramente agonal. Y cuando la lucha por el
poder se hace sin recursos y sin visión proyectada hacia el futuro, excepto el
futuro propio, las consecuencias sociales suelen ser terribles. Hoy es Scioli
como ayer nomás fue Macri y mañana será De La Sota o Urtubey. La
lucha para adentro y llevando a todo el país, el que los votó y el que no, a
pagar las consecuencias de esa lucha. ¿Cuántos serán los muertos esta vez? Con
un 40% de la población en riesgo alimentario, sanitario y educativo, el
pronóstico es oscuro. Los muertos serán aportados por toda la sociedad, tenga o
no que ver con el peronismo, como consecuencia de una violencia que ya no puede
ocultarse. Y es aquí donde surge la teoría de la
auto destitución. Incapaces de manejar la situación y con rumbo de colisión
inevitable y a máxima velocidad, solo queda la huida. Pero no hay oposición. No hay militares. Sólo algunas cacerolas
sordas. No hay quien quiera agarrar la
brasa. ¿Cómo lo van a lograr? Esa es la
respuesta que no encuentro. Quizás presionando sobre las libertades individuales,
los derechos, la seguridad jurídica y otros valores que la sociedad mantiene
como paradigmas abstractos pero consistentes, logren la reacción de una porción
de la sociedad que pida su salida. Y saldrán. Y como no hay respuesta
institucional posible a mano, sobrevendrá el caos. Y en
comparación a ese caos, se erguirán nuevamente como respuesta para decir:
¿Vieron? Sin nosotros no hay gobernabilidad. Y una vez más volverán para cometer nuevas
y más sofisticadas barbaridades a costa de toda la sociedad argentina. ¿Cómo evitarlo? Realmente no lo sé.
Ningún grupo político parece estar en condiciones de normalizar nuestra
institucionalidad. Es más, parecen resignados a llevarse las migas que deja el
peronismo. Julio Bárbaro supo decir que el
peronismo es tantas cosas juntas que al final no es nada. Y estaremos condenados a ser gobernados
por la nada. Perdón por la desesperanza. por Germán Berizzo |