Calendario
ApúntateCategorías
Archivos
Sindicación |
Mala fe
Por Edgar Mainhard - 26 de Junio, 2012, 21:55, Categoría: General
Lo de Cristina Fernández de Kirchner, en
su regreso al atril, fue de mala fe.
Por ejemplo: 1. Mala fe al decir que los gobernantes
extranjeros no podían creer, durante su viaje al exterior, que en la Argentina hay convenciones
colectivas de trabajo en las que a muchos sindicatos de trabajadores les parece
poco un ajuste del 20% nominal. ¿Y la
tasa de inflación de cuánto es? Sin duda mucha más incredulidad deberían
manifestar sus interlocutores extranjeros, por la tasa de inflación que tolera la Presidente de la Nación. Luego, los gobernantes extranjeros
tienen representaciones diplomáticas en la Argentina que les informan sobre los
acontecimientos. Ellos sin duda conocen que la tasa de inflación no se puede
conocer, porque Cristina Fernández de Kirchner permitió la intervención de
Guillermo Moreno en el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, organismo
que perdió neutralidad y credibilidad, y por eso la tasa de inflación en la Argentina es incierta
aunque se sospecha que es muy superior al 20% anual. Cristina Fernández insiste
en ignorar la inflación y su perversidad sobre las relaciones
económico-sociales. Así, la mandataria demuestra un desinterés notable por la
calidad de vida de aquellos a quienes dice defender. 2. Mala fe al sostener que la crisis
global pone en riesgo a la
Argentina y culpar a sus adversarios por negarlo. Desde el
último viaje del matrimonio Kirchner a New York City, en 2008, luego de la
caída de Lehman Brothers, la Presidente de la Nación siempre negó el
impacto externo sobre la economía doméstica. Ahora, en algunos días ella afirma que la Argentina sigue blindada; y en otros
días justifica ciertas decisiones controvertidas en la vigencia de la crisis.
La verdad es que no se sabe qué opina la Presidente de la Nación, cuya única reacción
concreta ante los acontecimientos externos, ha sido intentar que el Estado
Nacional -vía impuestos o vía inflación- obtenga más dinero, con la teoría de
que es virtuoso volcarlo en forma de gasto público porque así se sostiene la
demanda agregada. Así, en verdad, la
Presidente
solamente traslada al sector privado el esfuerzo de la crisis, no existiendo
ningún aporte del sector público, que se limita a gastar el dinero que recauda
de los privados, sin permitirles a estos alguna fiscalización acerca de cómo se
asigna, y rechazando las críticas acerca de que es muy ineficiente el destino
de los recursos. 3. Mala fe al recordar recién ahora la
importancia del ferrocarril en el transporte de cargas. Mientras duró la sociedad entre los Kirchner y Hugo Moyano, siempre se
ignoró a ese medio, para el transporte de grandes volúmenes en distancias
considerables. Es más: hasta se
autorizó a que Moyano participara de la administración del Belgrano Cargas,
que desde hace años se encuentra frenado. Peor aún: Cristina Fernández defendió
el fallido proyecto del tren veloz (de pasajeros) a Rosario y Córdoba, en vez
de priorizar en ese momento la modernización del ferrotransporte de cargas,
necesaria para el negocio de exportación agrícola, del que recibe tantos
beneficios el Estado Nacional. 4. Mala fe en pretender que la sociedad ignore que los Kirchner y Hugo Moyano fueron
socios. Los Kirchner permitieron la homologación de los convenios
laborales del Sindicato de Choferes de Camiones, y los Kirchner se negaron a
escuchar a quienes afirmaban que eran abusivos. Los Kirchner le entregaron a
Moyano una presencia superlativa en la administración de los recursos de las
obras sociales (el famoso APE o Administración de Programas Especiales) y de
los subsidios al Transporte. Los
Kirchner le permitieron a Moyano, durante 8 años, administrar miles de millones
de pesos de recursos del Estado (dinero de los contribuyentes), y recién
ahora Cristina Fernández 'descubre' que la escala salarial que ella
permitió, no depende de la calificación de la mano de obra sino de la capacidad
de presión del sindicato demandante. 5. Mala fe en intentar una permuta entre el gravamen del Impuesto a
las Ganancias para la 4ta. categoría y los subsidios del Estado en las tarifas
de transporte, agua, electricidad y gas. Por un lado, no todos los
usuarios del país reciben esos subsidios. Luego, si esos subsidios se pagan con
el gravamen cuestionado (que ella dijo que se aplican exclusivamente a los
ingresos altos), ¿por qué no discutir en que se gasta la recaudación de los
otros impuestos? Porque si con Ganancias sobre la 4ta. categoría se pagan los
subsidios de servicios públicos, entonces
habría que revisar los otros impuestos. Una mayor presión tributaria les ha
permitido a los Kirchner malgastar u$s 300.000 millones desde 2003 a la fecha. 6. Mala fe al afirmar que la crisis de
2012 se asemeja a la de 2009, año en el que no se ajustó el mínimo no
imponible. La única economía en
problemas en la región es la de la Argentina. La escasez de dólares estadounidenses
que padece Cristina Kirchner no es el resultado de la crisis global, sino de
errores de política económica que cometió la presidente, pero ella no se
hace cargo de sus desastres como tampoco de la tasa de inflación que provoca. 7. Mala fe en desconocer la necesidad de
abordar de una buena vez el debate
sobre la injusta matriz tributaria argentina, que se encuentra fuera de
época, arrasada por superposiciones irracionales, 2 hiperinflaciones y varias
crisis financieras. Eso sería progresismo. El Estado demanda mucho más de
lo que devuelve al contribuyente, y lo más grave es que hoy día puede
justificar su presión en la permanencia de los subsidios pero ¿qué hará cuando
recorte o elimine esos subsidios, situación que tendrá que ocurrir en breve?
Así como Cristina Kirchner afirma que las escalas salariales no reflejan la
eficiencia ni la calidad de la mano de obra sino el abuso de un sindicato, la matriz tributaria argentina refleja el
abuso del Estado Nacional sobre las provincias y los municipios. 8. Mala fe al intentar arrojar sospechas de una conspiración política en el
paro y movilización. Es una tradición de los Kirchner encontrar
conspiraciones cuando la realidad les resulta adversa o no los satisface. Y ya
es una tradición de Cristina Fernández intentar lloriquear desde el atril: en 2
ocasiones le ocurrió durante su discurso de hoy martes 26/06. Por un lado,
cuando leyó los nombres de los gendarmes fallecidos en el sur, acción
demagógica que intentaba direccionar el enojo popular hacia "los
Dragones" (aunque luego se perdió en la ensalada, al involucrar a un
juez y también a la empresa petrolera por no satisfacer el reclamo o no hacerse
cargo de la seguridad). Por otra parte, cuando ella expresó su verdadero enojo:
sufrir un paro y movilización de parte de su ex socio, Hugo Moyano. Entonces
ella habló de Néstor Kirchner, de la Argentina 2003 (que era bastante mejor que la de
2002 pero no lo mencionó), de su esfuerzo por recuperar el salario y de lo mal
que le retribuyen quienes adhieren al paro de Moyano. Todo mentira. Si ella se
interesara realmente por el trabajador, lo primero que debería hacer es bajar
la tasa de inflación. 9. Mala fe al cuestionar a "los
Dragones" por su acción en la Patagonia pero mostrarse indulgente con el
camporista "Cuervo" Andrés
Larroque, al preguntarle por una fotografía en la que aparecía con Darío Santillán, tomada en Burzaco,
provincia de Buenos Aires, antes del asesinato de Santillán, supuestamente
durante una movilización reivindicatoria del Cordobazo. Entonces, ¿el Cordobazo merece una reivindicación como
lucha popular, y la violencia patagónica es para condenar? Un gobernante
siempre debe condenar la violencia porque luego puede ser víctima de ella. 10. Mala fe con el dinero de los
jubilados. Las encuestas explican que hay enojo por lo que se considera
malgasto de los recursos previsionales, y entonces se inventa un mecanismo
financiero para que los jubilados compren electrodomésticos. Ya se hizo en el
pasado, y fracasó. Pero se vuelve a insistir porque lo que importa es el
relato, el anuncio, ahora con forma de tarjeta porque les fascinó lo del SUBE. Cristina Kirchner y Diego Bossio creen que
así zafarán del reclamo de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación que les pide que
expliquen cómo utilizan el dinero de los jubilados. 11. Mala fe
con el policía fallecido Jorge Sayago. Los Kirchner nunca ordenaron al gobierno
de Santa Cruz que se profundizara la investigación del asesinato. Es más:
toleraron la inacción porque podía salpicar al Frente para la Victoria Santacruceña.
De hecho, nunca se resolvió el caso. Una vergüenza. 12. Mala fe de Cristina Fernández para especular con sus estados de ánimo:
sonríe fuera del atril, y luego, cuando comienza la actuación, intenta manipular
a la opinión pública apelando al quiebre de voz, a la amenaza de llanto, a la
memoria de su esposo muerto. Basta. 13. Mala fe con Daniel Scioli. Desde 2003 que los Kirchner usan la
imagen positiva de Daniel Scioli y le reprochan hasta su legítimo deseo público
de ser alguna vez Presidente de la Nación. El kirchnerismo se parece a lo peor del
sindicalismo: el dicho popular dice que "uno los invita a comer y
terminan asaltando la heladera y durmiendo en la cama de uno." Cristina Kirchner
directamente lo hace dormir afuera al dueño de casa... por Edgar Mainhard |