Una compra acordada de YPF a Repsol (que era posible) le hubiera amputado a la operación el trazo épico y el aspecto guerrero. Así no servía. En su lucha cuesta abajo con las encuestas, Cristina Kirchner necesitaba del teatro heroico que le gusta cultivar. Las encuestas le están dando a la expropiación una aceptación menor de la que el Gobierno esperaba; es posible, además, que a los argentinos les importe muy poco si YPF es manejada por Axel Kicillof o por Antonio Brufau. Según la encuesta de Poliarquía que publica hoy LA NACION, una mayoría social culpa más al Gobierno que a Repsol por la disminución de las reservas de petróleo y gas. También la mayoría espera negativas repercusiones en el exterior. Estos dos datos incuban un serio riesgo para la Presidente en el futuro mediato. ...- Leer artículo completo