Pequeñas comunidades en riesgo de desaparición buscan reafirmarse recreando tradiciones criollas. Hacia los noventa, una constelación de pueblos bonaerenses de campaña, tan pequeños como optimistas, comenzó a languidecer, signada por el éxodo de habitantes y la crisis de sus economías. En la raíz del problema gravitaba, sobre todo, la incomunicación provocada por la deserción del ferrocarril y los accesos sin asfaltar a las cabeceras de partido. Pero estos pueblos en evidente retroceso, buscaron mil maneras de no extinguirse y lograron, en muchos casos, sobrevivir. Un grupo de antropólogos encabezado por Hugo Ratier lo confirmó en un estudio sobre localidades de Olavarría, Azul y Tapalqué, dado a conocer en el libro "Poblados bonaerenses-Vida y milagros".
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Los investigadores encontraron que estos pueblos -es decir, los habitantes que decidieron permanecer en ellos-, crearon diversas acciones de resistencia y solución ante la situación desfavorable y revitalizaron viejos hábitos que ayudaron a imponerse frente a un destino visto por otros como fatal. ...- Leer artículo completo