De repente, como un dios prehispánico resurgido en piedra de las entrañas de la tierra y colocado de nuevo en lo alto del panteón religioso, vuelve el náhuatl, lengua armoniosa que agrada al oído; el idioma que bajo los aztecas se habló en toda Mesoamérica, desde el norte del río Bravo hasta América Central, y que durante siglos se consideró muerto. Relegado a los hogares de la serranía y los suburbios de la capital como una más de las 62 lenguas con 350 variantes que se hablaban en Méjico, el náhuatl vuelve por sus fueros, reivindica sus palabras e incluso se convierte en lengua oficial de la que los oráculos que lanzaron a los aztecas en busca de un lago que se reflejara en la luna, predijeron que sería la ciudad más grande del mundo. ...- Leer artículo completo