Don Alberto, un viejo amigo 30 años mayor que yo, solía contarme las distintas peripecias, que vivió en su larga vida de marino de guerra, experiencias como haber enfrentado increíbles temporales, con olas que parecían humedecer el cielo, rescate de náufragos o brumas como las del puerto de Londres, donde en su bahía, los barcos pasaban rozándose y la distancia entre uno y otro la daba el sonido de las asmáticas sirenas. ...- Leer artículo completo