Redacción Digital

Anoche comenzó un nuevo reallity show en un canal televisivo del país. Mientras respondía unos emails, entraba a familiarizarme del blog "comunidad de amigos", http://comunidad_amigos.zoomblog.com , cenaba, y lo que es más importante, iba y venía a ver si subía o bajaba la fiebre que la gripe ha traído a mi señora..., mientras saltaba de un sitio a otro, la televisión seguía su marcha y de vez en cuando me paraba a ver y a escuchar.

La verdad que te entran a tu casa de las situaciones más variadas: todos iban a competir. Su objetivo: ganar la casa de su vida. Para ello tendrán que convivir y trabajar día a día  con gente que no conoce. No puedo saber todos los participantes. No les vi a todos. Y tampoco quiero hacer propaganda de ellos. Pero la variedad de la sociedad estaba servida.

Una pareja de novios conviviendo hace unos años con la madre de ella. ¿Tres para buscar la casa de su vida? Sí, la madre o la suegra, depende de donde se mire, les va a echar una mano. Pero la suegra no se entiende muy bien con el yerno. La audiencia debía llamar por teléfono y elegir quien de los tres se marchaba. Porque para ganar el concurso solo podían quedarse dos. No vi el final. Pero apuesto lo que sea, a que se quedaron con los votos del público fiel, la suegra y el yerno. Es la forma de que el morbo esté servido. Espero que eso sirva para que aprendan a llevarse de manera cordial. Que ya está bien eso de la fama que hay de suegras y nueras, o suegras y yernos peleando.

Una pareja que llevaba no sé cuántos años juntos. En una casa pequeña. Pero ella protestando porque el marido no echaba una mano en las faenas de la casa. Con diferencias, pero de acuerdo en que lo importante era tener una casa más grande para los dos y, si era sin hipotecas, mucho mejor.

Una pareja de dos chicas, lesbianas. Una de ellas, gitana. Y estaba diciendo por la tele por primera vez a su familia y a todo su clan, la elección que había hecho de su condición sexual. No vi la cara de su familia. Igual salieron las reacciones, pero yo, a lo que dije, iba y venía, y de vez en cuando me paraba.

Otra pareja tan contenta e ilusionada. Habían pasado por muchas dificultades. Ella le pasa quince años o algo así. El muchacho sin problemas desde el principio. A ella le daba un poco de vergüenza, cuando iniciaron la relación, salir con alguien más joven. Se han ido acostumbrando socialmente y la relación interna entre los dos, ha podido más que las diferencias de edad. Eso es lo que planteaban. Se verá en el transcurrir de la cosa.

Otro joven de unos 29 años. Argentino creo que era, por el acento. Joven empresario en una provincia española.  Con una inmobiliaria. De espíritu emprendedor, cordial, atinado en sus respuestas. Va solo. La pareja se la elegirá la audiencia entre un grupo numeroso de chicas que se han presentado al casting para ser seleccionadas. Ayer las elegidas conocieron la cara y la voz del muchacho por primera vez. Ayer el chico en cuestión conoció también a algunas de ellas. El objetivo, decía él, es conseguir la casa. La amistad vendrá como consecuencia. Una de las que pueden ser elegidas coincidía con sus apreciaciones. Otra, sin embargo, dijo que estaba dispuesta a todo. Hasta dar la vida. Me pareció algo exagerado. Creo que también al chico, por la cara que puso. Anoche entraba él solo en la casa. Dentro de una semana tendrá su compañera: la que el público elija, después de mil y unas llamadas telefónicas, que es el negocio de la productora.

Y etcétera, etcétera. No recuerdo más parejas. Tendrán que haberlas. Algún día volveré yendo de un sitio a otro a pararme y ver cómo va la cosa.

Tienen estos programas algo positivo, aunque nos cueste reconocerlo: son expresión y reflejo de lo que pasa en la vida. Problemas, gozos, dificultades, alegrías, contratiempos…, cosas que aparecen a diario en la vida nuestra, aparecen también en la pantalla, y pueden recordarnos maneras con las que debemos proceder en esas situaciones y que no solemos hacer.

Pero tienen también algo en común: la gente expone su vida al aire. Creo que prefiero seguir pagando la hipoteca y tener mi casa en propiedad al final de mis días como herencia a mis hijos, que someterme a vivir entre cámaras que continuamente filman mi vida.

Y tienen también algo similar: todos los que participan en estos concursos, salvando alguna que otra excepción, terminan en los platós de televisión peleando unos con otros, diciendo los secretos del tercero, contando su vida y milagros, ofreciéndose como testigo para hablar mal del otro, luciendo siempre buenos trajes con grandes escotes y cobrando dinero, bastante dinero por una intervención, casi tanto como el sueldo normal de un trabajador durante todo un mes. Y todo por unas palabritas que en la mayoría de las ocasiones las dicen gritando.

Ya no parece haber intimidad ni secretos en las personas. Todo está en venta y se pone en los escaparates. Me niego a ello. ¿Qué es una vida sin secretos ni intimidad? Ni siquiera podríamos decir aquello de "solo lo sabe fulanito que es mi amigo de verdad". Y es que si nos quedamos sin secretos, ni intimidad personal, ni de amigos podríamos presumir.

Armando Quintana

Islas Canarias, 02 02 07