Con la espectacular derrota sufrida por George W. Bush y su tropa republicana en las elecciones del 7 de noviembre, la mafia cubanoamericana del Sur de la Florida, tuvieron que abandonar sus ilusiones en cuanto al control que soñaba ejercer sobre importantes mecanismos de la Cámara de Representantes. A los tres congresistas mafiosos que apoyaron en el 2003 una insólita manifestación a favor de la guerra contra Irak —y a favor de una agresión a Cuba—, no les queda otro remedio que acompañar a Bush en sus desventuras. ...- Leer artículo completo