El mundo es más inseguro de lo que era desde la tragedia de Londres. La Argentina política, ensimismada en sus aldeanas rencillas, es menos tolerante de lo que era desde que Kirchner y Duhalde decidieron romper entre ellos; sólo un milagro podría suturar ahora esa herida. ¿Qué relación hay entre una cosa y la otra? La más evidente de todas: el país está dentro de un mundo oscuro y atemorizado, pero actúa como si estuviera fuera de él. ...- Leer artículo completo