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Amor de pareja y fecundidad
Por Armando Maronese - 4 de Julio, 2005, 1:46, Categoría: Opinión
En primer lugar, había titulado este escrito como "amor conyugal y fecundidad", pero consideré que hubiera limitado en forma demasiado lastimosa a la fecundidad fuera del ámbito conyugal. Por lo menos, ese es mi sentir.
En contraposición con los enfoques y necesidades de la vida, algunos han sentado las bases inmutables de la verdad sobre el amor humano y sobre la actitud antiprocreativa "con criterios objetivos, tomados de la naturaleza de la persona y de sus actos." .....
De ninguna manera estoy en contra del matrimonio, al contrario. Desearía que todas las parejas estuvieran felizmente casadas, pero todos sabemos que no es así. Por una causa u otra, hay parejas fuera del matrimonio y no las voy a discutir, porque también las acepto. Mi mente no se cerró tanto todavía, ni se puso obtusa, por suerte.
En primer lugar, la fecundidad es testimonio manifiesto y manifestante de todo amor auténtico, es decir, de la plenitud de la entrega. Pone en evidencia que ésta es total, sin retaceos, sin egoísmos, sin recortes; es donación del ser entero: cuerpo y alma; de su dimensión material, afectiva y espiritual.
La sexualidad no se reduce a lo puramente biológico, sino que trasciende la esfera física para abrirse en el horizonte afectivo y espiritual; en el amor. Por eso, cuando la sexualidad es concebida con una visión de goce supremo, no es parcializada e incomprendida. La sexualidad, mediante la cual el hombre y la mujer se dan el uno al otro con los actos propios y exclusivos de personas que se aman, no es algo puramente biológico, pero tampoco afecta al núcleo íntimo de la persona humana en cuanto tal.
También comprendo y acepto totalmente la sexualidad sin amor, porque es parte integrante de la evolución del cuerpo humano. Nadie es casto por su gusto y menos de por vida.
La sexualidad se realiza de modo verdaderamente humano, solamente cuando es parte integral del amor con el que el hombre y la mujer, se comprometen totalmente entre sí en el goce del acto supremo. La donación física total, sería un engaño si no fuese signo y fruto de una donación de sentimiento profundo, en la que está presente toda la persona, incluso en su dimensión temporal; si la persona se reservase algo o la posibilidad de decidir de otra manera en orden al futuro, ya no se donaría totalmente. Totalidad y plenitud engloban, así, todos los aspectos de la persona humana: corporeidad, espiritualidad, afectividad, temporalidad y potencialidad.
Un amor deliberadamente infecundo, no puede ser de ninguna manera signo de egoísmo si se realiza de común acuerdo de partes. Tengamos en cuenta que el sexo de por sí, es parte integrante de la vida humana, y no necesariamente tiene que tener como objetivo la fecundidad. El sexo de por sí, juntamente con los sentimientos, juega un papel sumamente importante en la vida de relación de pareja.
Es diferente, cuando uno de los integrantes concentra sus fuerzas para buscar un placer puramente material –engaño hacia el otro-, o bien -hay que reconocerlo-, de la entrega y disposición total de un integrante de la pareja, no correspondido por el otro.
En ninguno de estos dos últimos casos (aunque el segundo salve la inocencia de una de las partes) estamos en presencia de un amor auténticamente sincero y profundo.
El amor verdadero y la entrega total de sentimientos, se encuadra dentro del amor de amistad, que es parte integrante del amor de pareja. Ahora bien, el amor de amistad exige como condición, no sólo la benevolencia (el bienquerer) de una persona hacia la otra, sino la reciprocidad (el amor del segundo hacia el primero) y la conciencia de esa circulación y retorno amoroso. Esto es lo que se denomina con el término de amor circular. Dentro del matrimonio o la pareja fuera del mismo, el signo vital de este amor circular, es la apertura a la vida, al goce de la misma y a la entrega total al ser amado, en cuanto a su relación sexual y a su relación de pareja.
2) Los significados del acto sexual.
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